Ricos en años

En Galicia, el día de San José, de San Manuel, de San Antonio, a la vuelta de misa, en vez de ir cada uno a su casa, íbamos todos recorriendo la casa de los Pepe, de los Manuel, de los Antonio, a felicitarle y tomar la copa. Así nuestras vidas se entrelazaban y se modelaban unas a otras como frágiles alas de mariposa, como lámparas en torno a una sola mesa. Mano con mano buscábamos el mismo camino bajo el sol, llorábamos y reíamos, y adormecíamos las tristezas y celebrábamos las alegrías. Y cuando la sombra, imagen de la derrota, asomaba detrás de la mirada de alguien, cundía la preocupación de la comunidad. Así, sin castillos encantados ni princesas bellísimas, en sintonía casi perfecta con albas y atardeceres, a pesar de la pobreza, manteníamos la esperanza como si fuéramos niños. Los viejos eran niños ricos en años, llenos de experiencias. Pd. Lo del cumple es reciente e individualista.

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