La comunidad celta se reunía en un claro del bosque para celebrar el Smahain. Todos los miembros de la comunidad juntos comían y bebían y quien no participaba corría el riesgo de perder la razón. Era una fiesta en memoria de los antepasados, como lo es el Magosto en Galicia, la Castaña en Cataluña y la Mauraca en las Alpujarras y lo mismo, con otros nombres, en otros lugares de tradición celta. Todos los Santos y Fieles difuntos son la cristianización de la fiesta celta. Todas las revoluciones culturales han aprovechado las fechas anteriores para sus celebraciones.  Los enfermos van al hospital y mueren en el hospital a donde los jóvenes no van. La funeraria los trae al tanatorio a donde no van los jóvenes y del tanatorio sale la comitiva funeraria hacia la Iglesia en donde se celebra el funeral al que no asisten los jóvenes y de la Iglesia al cementerio que los jóvenes no suelen visitar. Por todo esto, la muerte es una ficción, un juego, que solo ocurre en las pantallas. La pandemia para esta gente no es un peligro, es un invento de los mayores. Por eso se lo toman como se lo toman.