La cantante autora de “Lux” es un síntoma de lo que está pasando, como cada uno de los peregrinos del Camino de Santiago u otras mil maneras de buscar y hacer camino. La diferencia es que ella es famosa y los que componen la grandísima mayoría son anónimos. El buscador de hoy no dedica tiempo a teorizar sobre la libertad, sino que, como un errante hasta los rincones más profundos y oscuros de su ser, hace su camino; tiene su pensamiento propio y una manera propia de sentir y vivir su relación con lo sagrado, con el misterio, con lo otro; desligado de las instituciones tradicionalmente administradoras de ello, de sus dogmas, de sus ritos y sus ceremonias. Cada uno se declara administrador de su fe. Muchos no necesitan una separación espacial ni participación colectivas en ritos ni ceremonias colectivas y sociales, otros si necesitan todo esto y participan de ceremonias y ritos colectivos. Este buscador que suele tener con las diferentes experiencias de fe el respeto que exige para la suya, convive con la inteligencia artificial, con máquinas cada vez más sofisticadas que aprenden, memorizan sin desbancar lo “antiguo por antiguo” y detesta la sociedad consentida que fomentan los populismos