Susurros

Como si todo fuera anterior al tiempo, una alegría inmensa, suave plenitud, me invade en la mañana virgen, pisando prados perfumados de rocío como un fono submarino. He visto rosas que me llaman con voz de abeja en el bosque espeso y umbroso y en el valle lleno de silencio, silencio cautivo cuando la aurora viene aún lejos y el crepúsculo duerme en la copa de los robles y de los abedules. ¡Cuántas veces camino, la voz en silencio, el alma en calma, ignorando la belleza insólita, humilde y solitaria del lirio, de los ojos moribundos de los pensamientos, de las carcajadas estruendosas de las retamas, que no saben siquiera que son bellas! ¡Si la vida fuera como una flor recién abierta y pudiéramos, cada día, pensar como si nunca hubiéramos pensado! Pero la vida es una encrucijada llena de luces y de sombras, de recuerdos pesados como plomo y profundos como abismos, que nos espantan y nos echan para atrás, y de recuerdos ligeros como plumas que nos arrullan como los susurros de la madre.

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