Última confesión

“He cenado y dormido como un rey en casas pobres y ricas, y he cenado y dormido como un mendigo en casas ricas, he sido recibido con alegría en muchos pueblos y a regañadientes en algunos; me he encontrado con hombres groseros e injustos, gente que aprovechaba mi presencia para hacerme carantoñas burlescas y hacer mofa de la gente diferente, gente que cenaba   los chorizos fritos que las buenas almas nos habían dado al chico y a mí y a nosotros nos daban patatas y nabos cocidos;  y con gente compasiva y misericordiosa, de trato intachable que nos sentaban a la mesa con ellos para compartir el mismo plato. He vivido momentos buenos gracias a la caridad de gente como vosotros y las he pasado putas.  La vida es como un mar, a veces tranquilo y a veces agitado, mientras navegaba he disfrutado de vientos favorables y de vientos que me han zarandeado. Todo lo que he tenido y disfrutado a sido un regalo. Bajo el anchuroso cielo hay de todo entre los hombres. En lo esencial,  Genebrando, se parece mucho la vida de todos”. Ultima confesión del ciego. Se la he oído, siendo niño, a Genebrando.

Volver arriba