Única esperanza

El graznido, el canto y el piar de los pájaros, la canción del río, el zumbido del viento, los truenos no son ruidos sino el habla co9nmovedora de la naturaleza, y el carro, el arado, la azada no son cosas decorativas de museo sino útiles. Muchos enviados para hacer estudios, y políticos que hacen leyes sin conocer el mundo rural sobre el mundo rural creen que conocen un pueblo y sus habitantes con solo verlos. Muchos de ellos se sientan a darles lecciones sobre estos ruidos y esos objetos que solo han oído o visto una sola vez, a ellos que los han contemplado y escuchado durante siglos. La única esperanza es que lo arbitrario nace muerto porque no tiene vida y porque los rurales tienen una vista y un olfato muy agudos para todo lo extraño y para descubrir a todos los que vienen a contarles cuentos
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