Vacaciones de Dios

Rayos de inocencia, mundos de cristal y de colores, suben desde la tierra al cielo esta noche. Los ojos de los niños, pensamientos de Dios como membrillos, soles rutilantes, rebaños de copos blancos, acribillan el mundo de destellos de luz y anulan las lámparas opacas y sucias de la ciudad. Sus manitas, torres góticas delicadísimas, naves navegando en un mar de nostalgias dormidas, canción de siglos, gallo detrás de la noche del tiempo, haciendo un camino inacabable, se tienden a los reyes como una oración silenciosa que lo hace todo posible. Los ángeles bajaron del cielo y recogen ideas de un mundo nuevo y Dios se dio vacaciones porque su imaginación nada nueva podría añadir a este mundo que, por momentos, puso en duda lo que es, y lo que ha sido, y tuvo nostalgia de cómo podría haber sido si los hombres, con la experiencia y la astucia, insulso charlatán, de los años, no se avergonzaran y no detestaran de ser los niños que son.

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