¿Como un abrigo?

La vida no es un confinamiento, pero un confinamiento puede cambiar la manera de ver la vida. Los impulsos internos casi siempre buscan algo y se inspiran en algo profundo que nosotros no vemos. Nunca estamos seguros de nada que aún no es, y lo que ya es podemos interpretarlo de diferentes maneras, pero nos podemos dejar guiar por los sentimientos que nos lo pueden anunciar. Una vez que ya casi lo hemos dejado atrás, no estoy seguro de ser más feliz que antes del confinamiento ni de estar más contento dentro de mi piel, ni determinado a dejarlo todo e irme a un desierto, a vivir en una cabaña lejos de todo, pero durante el confinamiento me he dado cuenta de que nunca es tarde para emprender aquello de que tenemos verdaderas ansias. Los cambios que he experimentado no son como los causados por emociones de un momento de emoción, como por ejemplo, los buenos propósitos del fin de años, ni en calidad ni por su motivación. La vida no es como un abrigo que se pone y se quita al libre albedrío, pero el confinamiento me ha cambiado la manera de ver la vida.

Volver arriba