Las apariencias

El pasado modifica el presente como la experiencia modifica la memoria. Muchas veces a tientas porque el camino casi nunca es recto ni está del todo despejado. La vida tiene momentos intensos, de condensaciones misteriosas, instantes cumbre en los que uno se siente libre y momentos de derrota en los que se siente una nada. La gratuidad está al amparo de todos los intereses y de todas las traiciones y de todos los rencores. Nos agarramos a lo útil como el náufrago a una tabla de salvación, pero olvidamos que lo verdaderamente útil es lo que casi todo el mundo considera inútil: lo que nos mejora. Todo lo bello es inútil, aunque no todo lo inútil es bello. La gente sin historia es fácilmente manejable porque se lo cree todo. La historia se habrá escurrido por las grietas de la memoria. Y si algunos hay que se quieran enterar se darán de bruces contra un abismo de silencio. La falta de memoria se engaña con las apariencias sin darse cuenta que el ornamento solo es la orilla de un peligrosísimo mar.

Volver arriba