La banda

No se puede decir amén a los granujas, hay que desenmascararlos, hay que abrir los ojos, hay que detener a los que siembran violencia, hay que entenderse con la lluvia, memoria del cielo, con los rayos y los truenos, y con Dios. Hay que descubrir a los libertarios porque sus sueños siempre tienen algo que ver con las llaves y a los libertadores porque los suyos siempre tienen a lo lejos la tiranía, a los adanes porque con un viejo lenguaje, que pretenden nuevo, nos quieren hacer comulgar con los secretos de sus sueños. Quedémonos a la intemperie pensando, sin entusiasmo, pero con firmeza, en los añicos de nuestras ilusiones, en los arañazos del tiempo en nuestra alma, esquirlas del próximo sosiego, también astillas del miedo que puede dejar arrugas. Los componentes de la banda se enriquecen más cuanto más diferentes son y más razones tienen para discutir entre sí. El momento no es como para echar a doblar las campanas, pero no hay razones para desesperar.

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