La causa

Con motivo de la pandemia que nos azota se ha visto claro que a los políticos les preocupa más ponerse a salvo, y no tener que cargar con el muerto, que solucionar el problema. Algún político pidió que legalizaran los insultos y cuando lo insultaron a él puso el grito en el cielo, atizó los escrache y cuando empezaron a hacérselos a él pidió que la guardia civil, a la que había insultado, le hiciese guardia. No se puede, al mismo tiempo, repicar las campanas y andar en la procesión a no ser que la causa lo justifique todo y la única justificación de todo sea la causa.

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