Una cueva de...

Las Cajas de ahorros enviaron emisarios a la emigración para recoger el dinero que ganaban los emigrantes, editaron libros de lujo que regalaban a sus amigos, en algunos casos pusieron en pie hoteles de lujo, tejieron la geografía española de sucursales y repartieron sumas escandalosas entre sus mandarines. Ahora que lo tienen todo, suprimieron las sucursales en los pueblos pequeños y sus habitantes, en su mayoría personas mayores, tienen que ir a grandes distancias a sacar el dinero y a pagar los recibos. Encima, a muchos emigrantes, y a otros clientes, les han engañado y estafado con las preferentes haciéndoles creer que era un producto creado para clientes amigos. Después de todo esto, la sospecha generalizada es que todos esos mandarines, estafadores, se van a ir de rositas. Me imagino que los políticos se callarán como muertos porque ellos metieron la mano en las Cajas no para arreglarlas sino para convertirlas en una cueva de … No todas las Cajas ni todos sus directivos han obrado y actuado de la misma manera
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