Tal día como hoy

Tal día como hoy y mañana, los caminos y los patios de las casas de Loureses eran un hervidero de vendedores ambulantes, matachines de corderos, mendigos, vagabundos. Ahora la gente compra cuando tiene necesidad y el panadero nos traerá el pan, el roscón, el brazo de gitana y el cordero asado. Loureses vivía de las vacas y las ovejas. Hoy, “las pilas de piedra, antaño abrevadero de los caballos, están llenas de plantas; las cuadras son salones y el granero es un museo de aperos de labranza”, se lee en “En blanco”. Además, este año, año del virus, San Antonio está resultando un poco raro, diferente. Estamos en la víspera y el pueblo sigue dormido y seguirá dormido hasta después de la fiesta. Los de Madrid, Barcelona, Murcia que venían a abrir sus puertas, a tirar del carro del Santo, no han llegado ni llegarán. Las cosas que nos son queridas solo se sabe cuánto de queridas nos eran cuando nos faltan. “Cuánto os estamos echando de menos a los que siempre venís y aún no habéis llegado ni vais a llegar para la fiesta”

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