El eslabón perdido

Una persona lista aprovecha las oportunidades inmediatas, menosprecia la inteligencia de los demás, si es necesario, y atropella al que se le ponga delante sin calibrar las consecuencias a largo plazo de sus acciones. Una persona inteligente jamás menospreciará la inteligencia de sus adversarios ni de nadie, y puede dejar pasar una oportunidad porque “el remedio pudiera ser peor que la enfermedad”. El listo se conforma con un alivio ilusorio, el inteligente busca solucionar el problema. Ante un adversario que le advierte de un problema, el listo resopla, inventa un lio para llamar y desviar la atención y hasta puede amenazar a quien le avisa de la realidad; el inteligente negocia. Los enemigos y adversarios de un listo que los ha criticado, o amenazado o purgado deben de investigar qué es lo que en ellos no le ha gustado y puede que descubran el eslabón perdido que le desbarranque y le precipite al abismo. El estrabismo y la soberbia son la esencia del alma lista poco inteligente. Hay inteligentes que son también listos y listos que también son inteligentes.

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