Estoy esperando al político que se haga las preguntas que nunca podrá responder, al político que se despoje de todo el lastre de la vida pública, al político que empiece a pensar y a ser como un hombre normal, que utilice las palabras en el sentido que las utiliza todo el mundo y no haga de la comunicación una finalidad absoluta en sí misma o un instrumento de propaganda, que vuelva la vista atrás sobre su hacer y no sólo sobre los errores cometidos por el adversario; al político que con el paso del tiempo cambie y comience de nuevo corrigiendo sus errores y reconociendo sus mentiras, que mantenga a distancia a los tira alfombras e idiotas y nombre de consejeros a grandes hombres que fueran capaces de hacerle sombra si quisieran. Para todo político, la oposición es el Amazonas de la incoherencia y la estupidez. Estos días los partidos envían cortes de emisiones de radio de periodistas favorables. Yo lo primero que haría es poner frente a frente a las estrellas y líderes de la audiencia no para que se pongan de acuerdo sino para descubrir al mentiroso. Mientras tanto me propongo no votar