Las fotos

En las paredes y en las mesitas hay fotos de ellos que recuerdan momentos ferices y tal vez también algo que nunca estuvo en su sitio. Tal vez cada una guarda una historia de la casa, cerrada a cal y canto, escrita en la memoria de cada uno; quizás dan miedo porque son como espejos del pasado que perdura dentro. En el viejo salón están señaladas las tablas que crujen al pisarlas para salvarlas, como si hubiera que saltar grandes charcos y así evitar los ruidos que pueden hacer aflorar los demonios del pasado pegados  a los huesos. Las gotas de lluvia escriben los recuerdos cuando resbalan por los cristales de las ventanas. La luz del atardecer se apagó, cayó la oscuridad sobre el pazo y la magia se esfumó. Al salir, lo único que se siente son nuestras pisadas sobre el suelo crujiente y solo se ven las luces del pueblecito en lo alto de la ladera que centellean como estrellas

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