Los harapos del tiempo

¿Qué nos queda en este mundo, el mundo de los príncipes de las sombras, infeliz, pedante, falso, lleno dolor sino soñar y pensar en nuestros sueños? Los sueños no tienen fronteras y la luz no tiene lengua, es todo ojos. La noche de San Juan es un mundo lleno de encantos, nos envuelve en misterios que llenan el mundo de otras miradas. Una noche de príncipes que, cansados de reprimir tentaciones, sueñan que hacen lo que sueñan. Ya se han apagado las hogueras en las que ardieron los harapos del tiempo y nuestros corazones siguen el rastro del sol que nace en los cerros y baja por la falda del monte, llena el valle, caldea los corazones mustios y sus rayos penetran hasta nuestras intimidades más recónditas en donde “cada deseo encontrará su deseo”. Los deseos, como el amor, avanzan siempre por sendas oscuras.

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