¿Por qué hoy aquí, si y mañana allí, no?

¿Cómo un hombre puede pasar, en menos de 44 horas, de negarse a recibir a los campesinos a pedirles que “aprieten”? ¿Las listas de consejeros del presidente y ministros son los mejores, desde el punto de vista técnico, científico, humanista, que puede tener el ministerio en cuestión? ¿Por qué los partidos piden comisiones de investigación cuando saben que los resultados van a favorecer a su partido y machacar al adversario, y se oponen cuando prevén lo contrario? ¿Por qué proponen una ley a la que se oponen cuando están en la oposición? ¿Por qué algunos se oponen a que se investigue la prostitución de niñas en Palma, la reunión de un ministro con la vicepresidenta de Venezuela a pesar llenarse la boca con la palabra trasparencia? ¿Pueden las buenas intenciones justificar la actuación del PNV en el caso del vertedero? Las respuestas pueden ser un indicio de si los partidos son instrumentos de buen gobierno, grupos de gente altruista al servicio al pueblo, oficinas de empleo de amigos o una mezcla de todo

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