La ilusión de la esperanza

Hoy el cielo es pura claridad salpicada de nubes que, como planchas de acero flotantes, como una sombra errante, rompen la monotonía del atardecer. La calma y la paz silenciosas que descienden del sol lo acunan todo bajo el encanto de una tenue luna dibujada en el intenso azul del cielo. Los últimos rayos de sol, como el último vestigio de vida del mundo, arrancan ascuas de los cristales, tratando de liberarse de la monotonía y de la vaguedad de esta tarde. Poco a poco, la penumbra que sube desde el Eiroá hasta las cumbres del Cebreiro, abraza las tristezas, las alegrías, las nostalgias y los secretos de los habitantes del valle y lo borra todo. Todo parece un sueño que revela los secretos del pasado y hace presentes las inciertas esperanzas del futuro que pueden convertirse en el peor enemigo de lo que puede ser si nos hacemos ilusiones perdurables con cosas que fluyen. La sabiduría está en hacerse ilusiones que fluyen hasta  de las cosas perdurables.

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