La ley, la ideología y el fanatismo

El olor de la sangre excita a los cerdos, las gallinas conocen a las personas y saben la hora a la que se les lleva la comida. En un patio andan las gallinas y los cerdos de casa, entra una gallina o un cerdo de fuera, se tiran a ella o a él y, si alguien no acude en su ayuda, a picotazos y a mordiscos, terminarán por matarlo. Los perros conocen a las gallinas, a las ovejas, a las vacas, a los caballos de casa y conviven con ellos pacíficamente. Pero si algo extraño, persona, bichos o animal entra en el patio hasta puede que se tiren a él y lo muerdan o desgarren.  Alguien sale de paseo con su perro, si el dueño se para a hablar con alguien, lo esperará, a sus pies o alejándose y acercándose. Va leyendo lo que hay en el camino. A veces va corriendo y se para repentinamente porque ha sentido un olor especial.  En principio, fuera de su territorio no ataca. Pd. A los tertulianos les cuesta entender que la ley de bienestar animal permita tener encerrados en pisos de cincuenta metros a perros enormes, y que permite vestirlos hasta asfixiarlo. Solo, apelando al fanatismo y a la ideología, se explican muchas cosas.    

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