El lobo y la ministra

Me encanta y admiro el lobo. Lo he visto, en vivo, muchas veces y he corrido detrás de él varias veces para arrancarle de entre los dientes una oveja o un cordero cuando, niño, pastoreaba las ovejas. Me temo que para la ministra y los ecologistas el lobo sea una ficción como para los jóvenes la muerte porque la sociedad nunca les ha dejado tocar un muerto de verdad, ni siquiera verlo. Los ecologistas que repoblaron los montes de lobos olvidaron que, de vez en cuando, tienen hambre y necesitan matarla comiendo. En nuestra región, come las ovejas que son el capital de los dueños de los rebaños para quienes éstos son, como para los ministros y ecologistas, el sueldo. “Harán una ley para compensar los destrozo9s que cause”. Ya existe algo de eso. Pero conozco dueños de rebaños que llevan años esperando que les paguen los estropicios causados por el lobo en sus rebaños y otros que renunciaron a pedirla porque “íbamos a gastar más enviajes y en horas perdidas que lo que nos iban a dar”.

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