El miedo

Esta noche (hace unos días) creímos que el viento, extenso y huracanado, iba a destechar las casas, arrancar de cuajo los árboles, desbaratar los gallineros y llevarse las gallinas. Luego un ruido largo como si la montaña se hubiera derrumbado y hubiera sepultado las aldeas del valle. A continuación, cayeron gotas como pedradas. Después una obscuridad densa, impenetrable, llenó la fosa del valle, devoró el cielo y la tierra y sepultó todos los sueños. Como todos los días, desde el fondo de la obscuridad llegó el alba, casi clandestinamente, con un aliento inconfundible de vida. Entonces recordé lo que algún día había pido en el bar: Creemos que nos asustan los mil caminos ocultos de la naturaleza, pero la verdad es que el miedo está dentro de nosotros, convivimos con él. La naturaleza nos da la oportunidad de confesarnos

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