“Los que vivos en la aldea sois afortunados en esta época. Tenéis patio y huerta, por las ventanas veis los montes, desde el balcón sentir la canción eterna del río. Bien diferente es estar confinados en un piso. No puedes imaginarte los deseos que tengo de sorprender el amanecer y esperar el crepúsculo dese algunos de esos promontorios y atalayas, fragantes altares, puede que oyendo el silbante soplo del viento”, me escribe alguien. Esta mañana me dijo el médico de Os Blancos: “Esta zona: Os Blancos, Baltar y Calvos, no han dado ningún positivo, y los habitantes de aquí que han tenido que ser hospitalizados durante el mes que llevamos confinados tampoco han dado positivo. Es de esperar, que, si no hay nadie que nos lo traiga, habremos burlado al exterminador coronavirus”. Estamos como temerosas palomas sospechando que algún halcón, contenemos la respiración, pueda ponerse en camino para venir a perturbar nuestro privilegio.