Al releer estos días “Nosotros”, “Un mundo feliz” y “1984” y volver a tropezarme con la prohibición de leer a Shakespeare, Milton, y otros grandes de la literatura universal, o reescribirlos para dejarlos leer, ordenes de los fascistas que ostentan el poder en los países descritos en eses obras de ficción, recordé a las feministas que quieren prohibir la lectura de Llosa, de Cela, y de otros grandísimos genios literarios contemporáneos, y reescribir “Blanca Nieves”, “Caperucita” para que los niños laos puedan leer. Entonces también releí “Peter Pan” y pensé: quienes así piensan que el resto de los humanos son infantiles o quieren infantilizarlos y tal saben que dominando el pasado se domina el presente y que dominando el presente se puede reinterpretar el pasado y ponerlo al servicio de su ideología.