Los recuerdos, cuerpos de sombra

La higuera está en un rincón del patio, más viejo que los recuerdos. A su sombra, el ciego cantaba sus coplas y salmodiaba sus oraciones por cada uno de los antepasados de casa. Contemplando este lugar, los recuerdos, cuerpos de sombra, resbalan sobre sus ramas como los peces en el mar. El hórreo parece una barca abandonada sobre las arenas de una lejana playa desierta. Escuchando el silencio de la canción de los ajos al nacer y de las orquídeas y las camelias al brotar, llega la luz tenue del atardecer acariciando a los hombres, a las bestias y a las aves del cielo. El mundo de cada uno es un camino hacia su misterioso mundo.

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