Los recuerdos

Aquí hay tiempo para repensar los caminos misteriosos que hemos recorrido, los encuentros inesperados que nos han sorprendido y los deseados que nunca tuvieron lugar, las despedidas que siempre temimos y llegaron, los días de la infancia cuyo misterio nadie nos aclaró nunca. Hay personas que no hablan, las palabras mueren en sus labios, porque saben que lo que puedan decir nunca será lo suficiente para expresar lo que quisieran hacer entender, que el tiempo es el mejor aliado y el peor enemigo, que el valle es el fundamento de la montaña y la montaña los cimientos del cielo, y que no por mucho madrugar amanece más temprano. Otros no callan porque no saben cómo ocultar su ignorancia. Sólo pasa por la piedra la hoz afilada quien quiere perder el tiempo.  Hace falta saber aparcar los recuerdos para convertirlos en carne de nuestra carne y no dejarse engullir por ellos.

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