Si desconfiar es borrar los límites, confinar es limitar, dividir, algo que implica negatividad. Muchas veces, la esencia de lo negativo es algo positivo, en este caso, resguarda, protege y trata de defender a los confinados de la peligrosidad del virus. El confinador puede, al mismo tiempo, encubrir, disimular y desvelar intenciones ocultas que distorsionarían la positividad esencial del confinamiento que nos ocupa. Un exceso de explicaciones da la impresión de no saber que es lo que quieren aclarar, de estar en una encrucijada y no saber de dónde han venido. El que escucha se pregunta: ¿están diciendo realmente lo que piensan o piensan lo que dicen para disimular y camuflar lo que quieren? La claridad se rodea de silencio.