El sueño y la realidad

A veces soñamos sirenas marinas en mares serenos, que nos miran con mirada dulce y luminosa, y habitamos hermosos y fastuosos castillos; caminamos embobados pisando el sol hecho orvallo, creyéndonos aves o naves deslizándose suavemente sobre el mar: todo  más bello que la belleza A veces caminamos bajo furiosos aguaceros con pájaros que se zarabutean perdidos en la penumbra, flores aplastadas; soñamos barcos zozobrando entre altas y voraces olas que llegan al cielo, cielo apoyado sobre columnas partidas y rotas y poblado por espectros. El sueño y la realidad están separados por ríos caudalosos y, a veces, mortíferos. Decía el abuelo: ““La vida es esto: Islas solitarias, fascinantes, [“delfines desconocidos en mares desconocidos” (G. Cinatti)], playas llenas de náufragos y ríos de secretos márgenes. Sueños que se hacen realidad y realidades cautivantes que se diluyen como azucarillo en un café”

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