La TVG (Televisión d Galicia) dedicará su programa estrella, Luar, del viernes 27, a la vaca. La vaca fue durante mucho tiempo la principal fuerza de tracción y arrastre y para remover la tierra arando y, para muchas casas, la venta de su leche y sus terneros la única fuente de ingresos. El número de vacas indicaba la capacidad económica de la casa. Las vacas llevaban en sus cuernos, quebrados arcoíris, cimas de exilio, el nombre de la casa. La gente del pueblo reconocía las vacas de cada casa por la esquila, por el andar, por el mugir. Al atardecer, se oye la sonoridad del silencio, los sonidos de las campanas calladas, de las esquilas de las vacas que el tiempo perdió en los montes, y los silbidos del niño llamando las vacas para volver al establo. Antes, como hoy las mascotas, la vaca hacía parte de la sociedad doméstica: tres generaciones de personas, vivos y muertos, y los animales domésticos, principalmente las vacas. “Cuando estábamos absortos en la contemplación del paisaje nos engulleron los ojos como platos de unas vacas que nos empaparon del misterio llegado desde el otro lado del mundo”, me dijeron.