En otoño, la naturaleza está desplumada como monjes franciscanos. El otoño desborda originalidad y extrañeza, colores y cronologías. El otoño, la inmadurez del tiempo es un escenario insólito, sorprendente, indescriptible, a veces inquietante. El otoño es como un dialogo entre la contención y la fuerza, entre la nada y el caos, que nos lleva a los más profundos secretos imposibles de contar; es una mezcla de ironía, burla y parodia que, “como una noche en el bosque”, deja intacto lo sucedido en los más escondidos pliegues del alma; una forma de vidas intrascendente, sin propósitos. Tal vez es bonito e interesante porque su destino es pasar: un viaje