Es un viviente

Ayer fuimos al cementerio a hablar con nuestros antepasados. Uno de mis primeros artículos de antropología se titulaba: “Los muertos están vivos”. Cuando vamos al cementerio no vamos a visitar a los que se han ido de este mundo al otro, porque la vida no desaparece, sino que se transforma. Antes o después de misa los domingos, el cementerio rodea la iglesia, hablamos con nuestros antepasados, ofrecemos a Dios oraciones por ellos por si necesitan y podemos ayudarles a mejorar su visión beatifica y le pedimos que intercedan por nosotros para que San Pedro, cuando nos llegue la hora, nos mantenga, de par en par, abiertas las puertas del cielo y, junto cona ellos, gozar eternamente de la visión del Padre. Los creyentes creemos, rezamos y hablamos con un viviente y que nuestros antepasados viven con él.

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