Aguado: "La sinodalidad es el camino desde el que tenemos que caminar"
"Tras 16 años de recorrer buena parte del mundo sirviendo a la Orden de las Escuelas Pías por 16 años como Padre General, hoy aterriza en la diócesis de Huesca para ser ordenado su obispo Pedro Aguado (Bilbao, 1957); mañana tomará posesión en la catedral de Jaca de la otra diócesis pirenaica, a las que llega para "acompañar a cada diócesis desde lo que cada una necesita", señala en conversación con Religión Digital
"La sinodalidad es el camino desde el que tenemos que caminar. Y esto significa corresponsabilidad, diversidad vocacional, discernimiento comunitario, apertura a la novedad"
"Pienso que Francisco ha marcado profundamente la vida de la Iglesia en estos años, proponiendo una dirección clara y apasionante"
Tras 16 años de recorrer buena parte del mundo sirviendo a la Orden de las Escuelas Pías como Padre General, hoy aterriza en la diócesis de Huesca para ser ordenado su obispo Pedro Aguado (Bilbao, 1957); mañana tomará posesión en la catedral de Jaca de la otra diócesis pirenaica, a las que llega para "acompañar a cada diócesis desde lo que cada una necesita", señala en conversación con Religión Digital, sin hacer oídos a quienes barruntaban un proceso de unificación.
Llega, como dijo en su primer saludo, para ponerse a la escucha de su nueva comunidad de fieles. "Lógicamente, tengo mis convicciones, pero no quiero llegar con ideas preconcebidas; quiero escuchar para comprender bien y después poder llevar adelante mi servicio equivocándome lo menos posible".
Y entre esas convicciones está la de que "la sinodalidad es el camino desde el que tenemos que caminar. Y esto significa corresponsabilidad, diversidad vocacional, discernimiento comunitario, apertura a la novedad". De todo ello habla en esta entrevista, pero también del legado e Francisco -el papa que le nombró- y de las primeras semanas del papado de León XIV.
“Un religioso y sacerdote de la Orden de las Escuelas Pías”. Así se presentó usted a los fieles de Huesca y de Jaca, tras ser nombrado el 29 de marzo por el papa Francisco. A lo que hay que añadir que en pleno mandato –y van 16 años– como superior general de la Orden de las Escuelas Pías… Más allá de la habitual sorpresa inicial, ¿qué pensó al recibir esta nueva encomienda? ¿Se le pasó por la cabeza decir que no?
Ciertamente fue una enorme sorpresa. Se mezclaban las ideas y sentimientos, pero tuve unos días para reflexionar, y eso me ayudó. No lo podía consultar con nadie, pero sí lo pude reflexionar, orar y discernir antes de responder. He servido a la Orden de las Escuelas Pías por 16 años como Padre General, y la decisión del Papa suponía un cambio completo en el horizonte de mi vida. Pero llegué a la conclusión de que debía aceptar, por amor a la Iglesia y obediencia al Papa. Evidentemente, en esos días, por mi cabeza pasó también el decir que no; por eso tuve que discernir con la calma de la que era capaz. La oración ayudó mucho.
¿Cómo cree que será pasar de vivir con jet lag a aterrizar en unas diócesis que han hecho tocar sus campanas para protestar contra el abandono que se vive en la España vaciada?
La vida de un general de una Orden religiosa es de mucho movimiento, como dices, de muchos viajes a países muy diferentes. Ahora soy enviado a dos diócesis, Huesca y Jaca, que están en un contexto muy específico, con una clara conciencia social de abandono. Todavía no sé cómo viviré el cambio, pero lo que sí te puedo decir es que he recibido muchos consejos y, entre ellos, el de un antiguo general de nuestra Orden, que me ha dicho "entra a fondo en tu nueva misión, como entraste cuando empezaste de general". Y es lo que estoy dispuesto a hacer. Trataré de conocer y comprender lo que vive nuestra gente, y de compartir con ellos su esfuerzo por una sociedad mejor, más justa y fraterna .
Me comentaba usted en un primer y breve encuentro que mantuvimos en la pasada Asamblea Plenaria de la CEE que va esas diócesis con el deseo de ponerse a la escucha. ¿Y qué cree que le van a decir sus nuevos diocesanos? ¿Cuáles intuye que serán sus necesidades o demandas?
Lógicamente, tengo mis convicciones, pero no quiero llegar con ideas preconcebidas; quiero escuchar para comprender bien y después poder llevar adelante mi servicio equivocándome lo menos posible. Imagino alguna de las necesidades o propuestas más importantes: un obispo que escuche, que esté cerca, que proponga la fe, que anime los procesos pastorales, que comparta los dinamismos sociales que buscan una sociedad mejor, etc.
Vivimos un proceso sinodal que no es algo que debemos llevar adelante en dos o tres años, sino un modo -permanente y creativo- de ser y de construir Iglesia. Y esto es fundamental para mí en Huesca y en Jaca. La sinodalidad es el camino desde el que tenemos que caminar. Y esto significa corresponsabilidad, diversidad vocacional, discernimiento comunitario, apertura a la novedad, etc. Es el tiempo de gracia que nos ha tocado vivir.
Lo que voy a tratar de hacer, es acompañar a cada diócesis desde lo que cada una necesita. El hecho de que ambas tengan el mismo obispo puede ser algo muy bueno para ayudarse mutuamente
Y si le dicen que no quieren ni oír hablar de la unificación de sus respectivas diócesis, como se ha planteado en algún momento, ¿qué les dirá?
Nadie me ha dicho nada de este tema, ni yo llego con esta encomienda. Me han pedido acompañar dos diócesis muy cercanas pero diferentes, unidas en la persona del obispo. Si en algún momento se planteara este proyecto que usted dice, pues trataríamos de reflexionarlo con serenidad y deseos de encontrar el mejor camino para todos.
Obviamente, es bueno caminar juntos y hacer cosas juntos; eso siempre ayuda. Pero compartir proyectos y opciones es muy diferente de caminar hacia una unificación. Lo que yo sé, y lo que voy a tratar de hacer, es acompañar a cada diócesis desde lo que cada una necesita. El hecho de que ambas tengan el mismo obispo puede ser algo muy bueno para ayudarse mutuamente.
La primera vez que, como obispo electo, pisó la sede de la Conferencia Episcopal Española, se topó en la calle con una concentración de personas que se decían católicas y que les acusaban a ustedes, los obispos, de venderse por 30 monedas y de ser profanadores… ¿Qué sintió usted en aquellos momentos, en que regresaba usted a España después de muchos años residiendo fuera?
Efectivamente, pude percibir el enfado de este grupo de personas. Tengo que decir que, después de dieciséis años fuera del país y con la cabeza y el corazón en situaciones absolutamente diversas como las que he ido conociendo estos años en tantos países, no sabía del tema ni del problema. Ciertamente, debo tratar de entrar poco a poco en la realidad social y eclesial española, que sin duda es compleja. Lo que puedo decir es que, cuando los desacuerdos se expresan con respeto y claridad, eso siempre ayuda. Cuando esto no es así, es más difícil.
Fue nombrado obispo por Francisco y será ordenado como tal bajo el pontificado de León XIV. ¿Qué balance haría del papado de Jorge Mario Bergoglio?
Es pronto todavía para hacer un balance del pontificado del papa Francisco. Hace falta tiempo para poder hacerlo con objetividad. Pero hay cosas que, sin ser un balance, sí que se pueden decir. Pienso que Francisco ha marcado profundamente la vida de la Iglesia en estos años, proponiendo una dirección clara y apasionante: el proceso sinodal; la conversión misionera que pide a la Iglesia consistencia evangelizadora; la atención a los pobres y vulnerables (por ejemplo, la inmigración); una Iglesia en salida, que acoge a todos y a todas; los valores evangélicos de las bienaventuranzas (la paz, los que sufren, la misericordia, etc.); el cuidado de la Casa Común desde una ecología integral; la fraternidad universal, etc. Son subrayados formidables que convierten su pontificado en una etapa decisiva en la Iglesia, directamente conectada con el espíritu del Vaticano II.
Francisco nos ha ofrecido una visión renovada del papel del Papa, y consiguientemente, del obispo y de todos los ministerios eclesiales. Su cercanía, su escucha, su entrega, su vida de pobreza y sencillez, su apertura, su audacia en decisiones, etc., nos ayuda a comprender el tipo de ministros que la Iglesia necesita
Yo diría que lo más significativo de estos años ha sido el trabajo hecho por el Papa para “abrir procesos”. Abrir procesos sin llegar a ver su resultado final es una labor inteligente y valiente de un buen líder. Y Francisco lo ha hecho. Ha abierto el proceso sinodal, llamado a transformar progresivamente la vida y misión de la Iglesia, en todos los niveles; ha dado pasos interesantes en relación con el rol de la mujer en la Iglesia; ha establecido dinámicas de relación muy interesantes con otras confesiones religiosas y con las instituciones sociales; ha dinamizado la educación (no sólo la católica) con la propuesta del pacto educativo… En fin, ha intentado “ponernos en marcha”. Y eso es muy importante.
También nos ha ofrecido una visión renovada del papel del Papa, y consiguientemente, del obispo y de todos los ministerios eclesiales. Su cercanía, su escucha, su entrega, su vida de pobreza y sencillez, su apertura, su audacia en decisiones, etc., nos ayuda a comprender el tipo de ministros que la Iglesia necesita.
Seguro que hay aspectos en los que le hubiera gustada avanzar más. Por ejemplo, la reforma de la Curia Vaticana; inyectar más vida en determinadas Iglesias que pueden estar más adormecidas o acomodadas o el impulso de dinamismos negociadores claros que procuren avances en relación con la paz y el cese de la violencia. Pero esto es así, y no puede ser de otro modo. Hay que seguir trabajando.
Hay un don muy especial que nos ha dado: su invitación a estar presentes en las periferias, las diversas periferias. En esto, su llamada ha sido fuerte y constante, y creo que necesita mucha reflexión por nuestra parte. Creo que todos estamos muy agradecidos a Dios por el testimonio y liderazgo del papa Francisco
Finalmente, quiero decir que me apasiona de Francisco su testimonio de Cristo. En esto, todos los papas que he conocido han sido formidables: testigos de Cristo Jesús, el Señor.
Durante su pontificado, Francisco ha nombrado a una decena de religiosos como obispos para la Iglesia en España. ¿A qué cree que se debe? Los hay que no entienden esa confianza y les reprochan que están dejando languidecer a la Vida Consagrada…
Sí, sé que el papa Francisco ha nombrado religiosos como obispos en muchos lugares del mundo, no sólo en España. Normalmente, para un religioso no es fácil la encomienda episcopal, porque su vida y vocación se desarrollan desde un carisma específico. Asumir la tarea de ser el obispo de todos supone un cambio importante en la vida del religioso, y lleva su tiempo, y su proceso espiritual.
Quizá hay elementos en la Vida Religiosa que eran interesantes para el Papa (vida comunitaria, dinamismos sinodales propios de la vida consagrada, experiencia intercultural, etc.), y esto puede ser una posible explicación.
La Vida Consagrada no es ajena a los retos y problemas que vive la Iglesia; al contrario, es una caja de resonancia muy objetiva de todos ellos. Pero no está languideciendo. Como siempre, está luchando por ser fiel a su misión, buscando soluciones y respuestas
La Vida Consagrada no es ajena a los retos y problemas que vive la Iglesia; al contrario, es una caja de resonancia muy objetiva de todos ellos. Pero no está languideciendo. Como siempre, está luchando por ser fiel a su misión, buscando soluciones y respuestas a lo que se vive en cada contexto. El criterio del número no es ni el único ni el más importante para “medir la vida”, si es que ésta se puede medir.
¿Qué impresión tiene de los primeros compases del pontificado de León XIV?
Yo estaba en la plaza de San Pedro el día de su elección, compartiendo con el santo pueblo fiel de Dios la alegría por el nuevo Papa. Creo que León XIV es una elección muy positiva. Un hombre bien formado, con una preciosa experiencia misionera de trabajo pastoral, con un formidable conocimiento de la realidad mundial, fruto de sus años como superior general de una Orden religiosa que está en más de cincuenta países, y con una visión objetiva de la Santa Sede y de la Iglesia, fruto de su servicio en el dicasterio de los Obispos.
Sus primeras palabras en el día de su elección fueron muy buenas, con una clara insistencia en la paz y en una Iglesia fraterna y sinodal. En estos primeros días ha manifestado una gran capacidad de acogida, de presencia activa, etc. Y ha tenido gestos que marcan continuidad con Francisco, pero dejando claro que no es una fotocopia de su antecesor. Y esto es bueno. No es el sucesor de Francisco, sino de Pedro. Démosle tiempo y oremos por él.
Se trata de un segundo Papa religioso consecutivo. ¿Se están trasladando las claves de la Vida Religiosa a la sede de Pedro?
Ha habido papas benedictinos, franciscanos, cistercienses, dominicos… En la historia de la Iglesia tenemos muchas experiencias diferentes. Me imagino que los cardenales electores dedican mucho tiempo a definir el perfil del Papa que necesitamos, y lo que más cuenta es la persona. Pero pertenece a la persona su identidad vocacional.
Lo que pienso sobre tu pregunta es que la Vida Religiosa siempre ha tenido mucho que aportar a la Iglesia, en todos los sentidos, y lo seguirá haciendo. Y si el Papa es un religioso, su historia personal y su vivencia vocacional anterior a su elección le ayudarán, sin duda.