En conversación con el semanario Alfa y Omega, Manuel María Bru, delegado de Catequesis de la archidiócesis, explica que «el plan de catecumenado de adultos se ha recuperado porque estaba perdido en la historia de la Iglesia» y no fue hasta el Concilio Vaticano II cuando se redescubrió. Y, aunque hay parroquias que responden con eficacia a esta inquietud, recalca que la formación «requiere una institucionalización que todavía no se ha hecho».
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Entre las «líneas generales» que se implementarán, una crucial será «la acogida en las parroquias» y «el plan de formación» que se seguirá en «una selección» de ellas. Según Bru, tras consolidarse, se extenderá el itinerario al resto de comunidades de la archidiócesis. Y advierte de una tentación a evitar: «Que no se haga exprés y consista solamente en dar charlas a un grupo y que se bauticen rápido». Un riesgo que corre, por ejemplo «el que de repente se va a casar» y no ha recibido los sacramentos de iniciación. Frente a quienes tienen motivaciones en ocasiones instrumentales, reivindica que «el converso cristiano no tiene prisa».
🔴 El @CardenalCobo, arzobispo de Madrid, envía su #CartaPastoral para el curso 2025-2026: una Iglesia en misión, que camina unida y con la mirada puesta en la esperanza.
— Archidiócesis de Madrid (@archimadrid) September 10, 2025
📰Ya puedes leer en nuestra web la carta integra para este comienzo de curso
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Un segundo aspecto de la carta del cardenal Cobo es la «formación diocesana del laicado». Por un lado, la archidiócesis promoverá una escuela «integral y flexible» que «ofrecerá formación específica para cada vocación». Igualmente apoyará el proyecto LAB Sal de tu tierra. Joeluis Cerutti, uno de sus responsables, explica que «es un proyecto de formación de jóvenes para que sean agentes de pastoral siguiendo la exhortación apostólica Christus vivit, del Papa Francisco». Esta iniciativa, que ya comenzó a funcionar el curso pasado, responde a «lo que salió hace dos años del Madrid Live Meeting», una suerte de JMJ en la capital. Al dar feedback de la experiencia, fueron sus propios participantes los que demandaron un espacio así porque «cuando se les pregunta a los jóvenes qué quieren de la sociedad, piden formación».
Durante el primer año del LAB, sus jóvenes «tienen una convivencia en Loyola para tratar el tema de las vocaciones en un sentido amplio, no solo al sacerdocio», y reciben contenidos de la Sagrada Escritura, liturgia, oración, moral y Doctrina Social de la Iglesia. Por su edad y etapa vital, también aprenden sobre «las redes sociales y el mundo digital». Y el segundo año —que se inaugura este 2025 al tiempo que se incorpora al primero una nueva hornada— «será más misionero», ya que los jóvenes serán enviados a sus parroquias y lugares cotidianos, al tiempo que quienes los forman los acompañarán mediante un diálogo cercano.

La carta pastoral del arzobispo recalca que del 9 al 10 de febrero de 2026 se celebrará una Asamblea Presbiteral con el lema ¿Qué pastores necesita hoy Madrid? Antonio Secilla, rector del Seminario Conciliar, explica que una de las prioridades para este año es entender que «el Pueblo de Dios forma». Es decir, que los aspirantes al sacerdocio deben «estar en contacto con los matrimonios y las familias». Por eso, en sus últimos años de estudio, en las casas parroquiales «se hacen comunidades de seminaristas que viven juntos acompañados por un sacerdote de la zona» y se ponen a disposición de la comunidad. E incluso antes de esta etapa desarrollan una «pastoral social en hospitales, residencias, cárceles o proyectos de Cáritas».
Secilla recuerda que «el Papa León XIV nos pidió en el Jubileo de los Sacerdotes que tenemos que partir en nuestro ministerio de la amistad con Cristo», que se articula en «relacionarse con los demás sin mirar tanto quiénes son». Y anticipa que este curso pueden esperarse más actividades conjuntas entre los seminaristas y la Delegación de Jóvenes, como la convivencia Generación Esperanza que se celebró en Almería el julio pasado.
En su carta pastoral, el cardenal Cobo recuerda que «los laicos son corresponsables de la evangelización», como se abordó profundamente en el Sínodo. Esta sinodalidad «sigue siendo una línea transversal en la Iglesia universal». Antonio Ávila, coordinador del equipo de consulta e implementación del Sínodo en Madrid, matiza que «continuamos con la etapa de implementación para la cual la Secretaría General ya nos ha enviado unas pistas». Explica que «hay dos líneas de trabajo fundamentales». La primera, «potenciar los órganos de sinodalidad» como los Consejos Pastorales, que todas las parroquias de Madrid deben tener a finales de diciembre. La segunda, «la formación de todos los agentes de pastoral».
Otra llamada del cardenal en su carta es a la «planificación pastoral», que no es «un plan empresarial» sino una «apertura de horizontes». El Vicario Pastoral de Madrid, José Luis Segovia, declara que «necesitamos caer en la cuenta de que la Iglesia tiene un gran proyecto ilusionante pero limitados recursos», por lo que conviene revisar los frutos de la misiones evangelizadoras y «establecer objetivos prioritarios» para profundizar en aquellas actividades que son de ayuda y poner fin a las que supongan un despilfarro de energías.

Segovia propone aplicar los «tres momentos clásicos del ver, juzgar y actuar» como pauta, pero no como «un análisis sociológico de los datos» sino para lanzar «una mirada con pupila creyente». «Ver los problemas más acuciantes te permite reaccionar a la soledad no deseada, los problemas de exclusión social o la existencia de otros grupos religiosos con los que relacionarnos», reivindica.
Finalmente, Luis Melchor, arcipreste de Colmenar Viejo, se hace eco de otra prioridad señalada por el cardenal Cobo: «plantear una mayor y mejor atención a la zona rural». Según él, en estos territorios «se necesita una clave de misión» y que las parroquias de los pueblos más grandes «compartan con las pequeñas para hacer un trabajo común». Y subrayando el concepto de diocesanidad, llama a que los jóvenes de la capital suban a la sierra para sentir los pueblos como suyos y sus locales no pierdan de vista que pertenecen a una Iglesia más grande.
Posibles nuevos mártires beatos
El delegado para las Causas de los Santos de la archidiócesis de Madrid, Alberto Fernández, analiza otro de los hitos esperables a medio plazo y señalado por el cardenal Cobo en su carta pastoral: la beatificación de los mártires seminaristas de la archidiócesis y la provincia eclesiástica.
Fueron asesinados durante la persecución religiosa desatada en la Guerra Civil y, según Fernández, «la causa está muy avanzada». Sin querer quitarle «libertad al Papa» ni al dicasterio encargado de estos casos, reconoce que «no podemos anunciar una fecha», pero sí considera que podrían ser elevados a los altares este mismo curso. Para divulgar su figura, «tenemos una página web y un pequeño folleto con su historia y fotos». Entre los casos mejor documentados están Ignacio Aláez y Ángel Trapero, este último asesinado en la festividad de la Almudena y está enterrado en la capilla del Seminario Conciliar de Madrid, por lo que genera mucha devoción entre los aspirantes y «muchos rezan ante su tumba». Aparte de estos dos mártires, en el grupo hay otros siete seminaristas, un tío de ellos sacerdote y también un padre.
