El cardenal de Madrid visita a los presos en la fiesta de la Merced Cobo, en Soto del Real: "La verdadera libertad no depende de muros ni rejas"

Cobo, en Soto del Real
Cobo, en Soto del Real Archimadrid

"El mundo tiene arreglo, las personas tienen arreglo, porque Dios está con nosotros"

El purpurado visitó el centro penitenciario de Soto del Real para compartir con internos, funcionarios, voluntarios y capellanes la festividad de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, visitó este 24 de septiembre el centro penitenciario de Soto del Real para compartir con internos, funcionarios, voluntarios y capellanes la festividad de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias. Tras la visita por diferentes módulos, se celebró la Eucaristía.

En su homilía, el arzobispo de Madrid quiso agradecer el compromiso de los sacerdotes, voluntarios y funcionarios que acompañan cada día la vida del centro, y reconoció el esfuerzo de todos por mantener viva la dignidad de las personas. «Celebrar aquí la Eucaristía es alentador porque quizá en pocos sitios tenemos la experiencia de centrarnos en lo fundamental: en nuestro ser humano y en hacer que otros experimenten el gozo de ser humanos», destacó.

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Así, compartió con los internos la parábola de un hombre que cargaba una mochila llena de piedras, símbolo de errores y sufrimientos, que al dejarlas a los pies de la Virgen se transformaban en semillas de esperanza. «María no borra el pasado, pero enseña que la historia que llevamos puede volver a florecer», explicó, subrayando que cada persona puede convertir su peso en oportunidad de vida nueva. 

cobo carcel

A lo largo de la homilía, insistió en que la verdadera libertad no depende de muros ni rejas, sino de una actitud interior que nadie puede arrebatar: «La libertad que ofrece María se llama Jesús, el que cree en nosotros y nos da unas semillas que no hay muro que las tape».

De esta forma animó a toda la comunidad penitenciaria a ser sembradores de esperanza en lo cotidiano, construyendo juntos un «jardín» capaz de transformar la convivencia: «Cada piedra puede transformarse en semilla, y cada semilla en un jardín que haga del mundo un lugar más humano». La jornada, vivida en el marco de la Semana de la Palabra, concluyó con un mensaje de aliento que resonó entre los presentes: «El mundo tiene arreglo, las personas tienen arreglo, porque Dios está con nosotros».

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