El obispo de Urgell asume el coprincipado episcopal de Andorra en una ceremonia de Estado Copríncipe Serrano: "Como pide León XIV, creemos en Andorra profundos vínculos de fraternidad y de servicio a la verdad y al bien"

En su primer discurso, el nuevo copríncipe episcopal de Andorra recuerda al actual pontífice, pero también a su predecesor, el papa Francisco, apelando a la construcción de "profundos vínculos de fraternidad y de servicio a la verdad y al bien"
Una multitud arropó al obispo Josep-Lluís Serrano en el simbólico paseo para el ya tradicional juramento de la Constitución de Andorra
| Xavier Pete
“Copríncipe, copríncipe”, “obispo Serrano”, “Josep-Lluís, Josep-Lluís”. Estos eran algunos de los cánticos improvisados que hacían medio millar de niños de Andorra colocados, este jueves por la mañana, a lado y lado de la calle de la Vall de la capital andorrana para dejar pasar por el medio su nuevo copríncipe episcopal, el obispo Josep-Lluís Serrano (Tivissa, 1977), quien les daba la mano a su paso. La misma que minutos más tarde firmaba en el Libro de Oro andorrano, en el vestíbulo del Consejo General, y saludaba los representantes políticos de un país que desde este 2025 deposita en él y en el presidente francés su destino político e institucional.
“Después de repasar en clase qué hace un copríncipe, hoy todos ellos se guardarán en la memoria un recuerdo que les acompañará siempre“, admitía una de las profesoras de una escuela cristiana, el Colegio Sant Ermengol, mientras Serrano era acompañado en este primer trayecto institucional hasta el corazón de Andorra por los siete rectores de los Valles de Andorra y sus dos vicarios. Algunos de ellos, a diferencia de los niños y niñas, repitiendo participación, como el presbítero jubilado y de origen gerundense Jaume Soy, uno de los que esperaban a Serrano para hacer este simbólico paseo para el ya tradicional juramento de la Constitución de Andorra: “Con este”, agregaba el cura, “he visto hacerlo al tarraconense Joan Martí Alanis y al barcelonés Joan-Enric Vives“.
Curas y vicarios de Andorra compartían espacio, ya en el interior de un hemiciclo andorrano conformado por 28 consejeros y consejeras generales, tanto con la hermana de Josep-Lluís Serrano, Teresa, y sus familiares, como con su cuñada Victòria, entre otras personalidades del ámbito religioso como el sacerdote polaco Roman Walczak, al frente de la nunciatura española y andorrana durante la sede vacante después de la reciente salida de Bernardito Auza. “Para la Santa Sede, tener un representante episcopal aquí es una misión que debemos continuar preservando”, reconocía el también diplomático desde las entrañas andorranas.

Allá era donde Serrano Pentinat se enfilaba “a hombros de otros gigantes”, como definía el encargado de hacer el primer parlamento protocolario, el Síndico general de Andorra y empresario, Carles Ensenyat, la función de ”arbitrar y moderar el funcionamiento de los poderes públicos y de las instituciones” que han hecho otros copríncipes episcopales en un país que actualmente supera los 85.000 habitantes. “Es una persona preparadísima para ocupar este lugar, que ha podido conocer muy bien durante estos ocho meses preparatorios”, como decía, por su parte y desde el exterior del edificio, el alcalde de Tivissa, Joan Cedó.
“Su proximidad con León XIV, con quien comparte actitudes [y con quien hasta hace unos meses Serrano compartía ciudad de residencia —Roma— por sus funciones en la curia romana], también ha ayudado a hacer más rápido este relevo al frente de la Mitra de Urgell y de Andorra, si bien se hablaba de dos años de espera que no han acabado llegando”, continuaba un alcalde que acompañaba a tres tivissanos más “invitados por el Síndico general” y que, con este solemne acto en una Andorra la Vieja de pleno verano, empezaba a estar acostumbrado a compartir celebraciones “de máximo nivel” con su amigo Josep-Lluís.
Precisamente recordando al actual pontífice, pero también a su predecesor, el papa Francisco, era cómo articulaba su primer discurso el nuevo copríncipe episcopal de Andorra, que asumía públicamente la misión constitucional asignada apelando a la construcción de “profundos vínculos de fraternidad y de servicio a la verdad y al bien“, subrayando las palabras pronunciadas por Robert Prevost el 21 de junio desde Roma.
Unas referencias que volvían al final de su parlamento, a escasos metros de uno de los cinco ejemplares del texto más importante de la Andorra actual, refrendado en 1993 y firmado por los entonces copríncipes, Joan Martí Alanis y François Mitterrand: “Ayudadnos también vosotros”, reconocía Serrano, tal como dijo León XIV el día de inicio de su pontificado, “a construir puentes mediante el diálogo y el encuentro. Unidos todos para ser un pueblo siempre en paz”, concluía Josep-Lluís Serrano, un sacerdote tivissano que ya es andorrano de pleno derecho.

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