La presidenta de la Acción Católica General considera "un regalo" poder participar en el Sínodo Eva Fernández: "Tendré muy presente a Pilar Bellosillo, la única mujer laica auditora en el Vaticano II"

Eva Fernández, presidente de ACG
Eva Fernández, presidente de ACG

"Me surge del corazón el dar gracias a Dios por este regalo inmerecido y, al mismo tiempo,  soy consciente de que es una responsabilidad a la que quiero responder con generosidad"

"También en estos días tengo muy presente a Pilar Bellosillo, para mí es un referente. Ella fue la única mujer laica española auditora en el Concilio Vaticano II"

"Aportar, desde mi sencilla experiencia como laica de parroquia, discerniendo lo que resuena en el corazón  y siendo muy consciente de mis carencias y debilidades"

"También aportar desde la amplia experiencia de la Acción Católica en su ejercicio de la sinodalidad. A lo largo de su historia  ha intentado vivir la comunión, la participación y la misión, siempre al servicio de la Iglesia local y universal"

Laica de la archidiócesis de Compostela, casada, enfermera y presidenta de la Acción Católica General. Estos son los títulos por los que Eva Fernández Mateo fue elegida para participar en la próxima asamblea del Sínodo. Una elección que considera "un regalo inmerecido", pero que aborda como "una responsabilidad a la que quiero responder con generosidad". Al Sínodo aportará su experiencia como laica comprometida y como presidenta de Acción Católica, teniendo muy presente a Pilar Bellosillo, "un referente y "la única mujer laica española auditora en al Concilio Vaticano II".

Eva sueña "con una Iglesia mucho más unida, donde nos escuchemos de verdad  y descubramos al otro como un don. Que seamos capaces de poner en valor el carisma de cada uno y le ayudemos a potenciarlo". Y espera que el Sínodo "no se quede sólo en las estructuras más amplias, sino que seamos capaces de hacerlo vida en cada Iglesia local, en cada parroquia y en cada rincón de nuestras diócesis".

Eva Fernández, ACG
Eva Fernández, ACG

¿Qué sentiste al enterarte de que habías sido elegida para participar en el Sínodo? 

La designación para participar en el Sínodo fue una gran sorpresa y reconozco que, en un principio, no me creía lo que estaba pasando. Fue una mezcla de sentimientos entre perplejidad y susto. Pero tras ese vértigo inicial, me surge del corazón el dar gracias a Dios por este regalo inmerecido y, al mismo tiempo, soy consciente de que es una responsabilidad a la que quiero responder con generosidad. 

Lo estoy viviendo con la alegría compartida con muchas personas tanto de la Acción Católica como laicos y laicas, sacerdotes y religiosas que viven su fe en el día a día de su parroquia y diócesis, así como otros muchos de diferentes asociaciones y movimientos que, a lo largo de estos días, me han escrito o llamado. Ante mis incertidumbres, debilidades y ciertos miedos son ellos los que, con sus palabras y sus promesas de oración, me sostienen y llenan mi corazón de un agradecimiento desbordante. Y cómo no hacer referencia a la ilusión de mi marido, Andrés, que a pesar de ser consciente que estaré fuera un mes entero, siempre cuento con su apoyo y estímulo. 

También en estos días tengo muy presente a Pilar Bellosillo, para mí es un referente. Ella fue la única mujer laica española auditora en el Concilio Vaticano II, presidenta de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas  (UMOFC) y  en España, presidenta de las jóvenes y posteriormente de las mujeres de Acción Católica y una de las fundadoras de Manos Unidas. Profundamente enamorada de Jesucristo, fiel a la Iglesia y que trabajó incansablemente por construir el Reino de Dios, haciendo opción por los más pobres y trabajando por la dignidad y la promoción de la mujer. Ojalá yo pueda tener su capacidad de escucha, de acogida del otro y esa valentía que le caracterizaba para decir lo que el Espíritu ponía en su corazón. 

Pilar Bellosillo
Pilar Bellosillo

¿Qué te propones de cara al Sínodo?

Lo primero ponerme desde ya a la escucha. Es una petición que el Papa Francisco nos hacía a la Acción Católica en noviembre de 2022: “Primero: escuchen a los hombres, mujeres, ancianos, jóvenes y niños concretos, en sus realidades, en sus gritos silenciosos expresados en sus miradas y en sus clamores profundos.…. Segundo: escuchen los latidos de los signos de los tiempos… Y, por último, para que esto sea posible necesitamos escuchar la voz del Espíritu”

Cuantas voces diferentes desde distintos países, lugares, realidades, pero todos buscando la manera para que nuestra Iglesia viva su misión de anunciar a Jesucristo en medio del mundo. Desde ahí, aportar, desde mi sencilla experiencia como laica de parroquia, discerniendo lo que resuena en el corazón  y siendo muy consciente de mis carencias y debilidades.  

También aportar desde la amplia experiencia de la Acción Católica en su ejercicio de la sinodalidad. A lo largo de su historia  ha intentado vivir la comunión, la participación y la misión, siempre al servicio de la Iglesia local y universal a través del diálogo, la escucha, el compartir, fomentando la corresponsabilidad y trazando caminos para ser Iglesia en salida que muestre el amor y la misericordia de Dios en el mundo e implicándose en la construcción de un mundo mejor desde los valores del Evangelio. 

Eva y otro responsable de ACG

¿Qué sueña que se consiga en el Sínodo?

Sueño con una Iglesia mucho más unida, donde nos escuchemos de verdad  y descubramos al otro como un don. Que seamos capaces de poner en valor el carisma de cada uno y le ayudemos a potenciarlo. Una Iglesia que deje de mirarse a sí misma y que busque puntos de encuentro con los hombres y mujeres de hoy para mostrarles la belleza de la fe, la plenitud de nuestra vida en Jesucristo. Iglesia acogedora, misionera y samaritana.  

Sueño que este Sínodo nos ayude a que realmente hagamos experiencia de sinodalidad, que nos ayude a dar pasos, a concretar y no seguir teorizando, que ser una realidad en nuestro día a día.  Y ojalá que no se quede sólo en las estructuras más amplias, sino que seamos capaces de hacerlo vida en cada Iglesia local, en cada parroquia y en cada rincón de nuestras diócesis. 

Os pido vuestras oraciones por todos los participantes en el Sínodo para que nos dejemos guiar por el Espíritu dejando de lado nuestros intereses particulares y posteriormente demos testimonio, con alegría, de todo lo allí  vivido. 

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