“Mi gente sabe que no me pueden identificar con una opción política”, asegura el arzobispo electo de Tarragona Joan Planellas: "En Catalunya hay una herida abierta que hace sufrir a muchos, de uno u otro bando"

Joan Planellas, nuevo arzobispo de Tarragona
Joan Planellas, nuevo arzobispo de Tarragona

"El reto más grande es ser una Iglesia en salida, evangelizadora y misionera"

"Tenemos que ir atemperando los ánimos, curando heridas, hacer el ministerio del consuelo. Si nos dejan, claro. Yo quiero trabajar para esto"

"Deberíamos hacer más caso a la gente. El buen pastor es el que está atento a la voz del santo pueblo de Dios. Este es el reto que tenemos en la Iglesia, es muy importante"

El pasado jueves, Joan Planellas estaba en Madrid participando en un encuentro del Grupo Iberoamericano de Teología. Se acercó a saludar a este cronista, y quedamos en vernos pronto. “No podía decir nada entonces”, se excusa días después, una vez se hubo hecho oficial su nombramiento como nuevo arzobispo de Tarragona.

“Es toda una novedad muy radical, un cambio de vida”, explica el arzobispo electo, uno de los mejores teólogos de nuestro país, que tomará posesión el 8 de junio. En esta entrevista, Planellas defiende que “el reto más grande es ser una Iglesia en salida, evangelizadora y misionera” y, sobre el conflicto en Catalunya (él mismo ha sido acusado de independentista -“Mi gente sabe que no me pueden identificar con una opción política”-), es claro en el diagnóstico: “Nos hace sufrir”, y en el papel de la Iglesia: “Tenemos que ir atemperando los ánimos, curando heridas, hacer el ministerio del consuelo. Si nos dejan, claro. Yo quiero trabajar para esto”.

¿Qué supuso su nombramiento como arzobispo de Tarragona?

Cuando me lo dijeron, fue una gran sorpresa, no me lo esperaba en absoluto. Hace cuatro años que soy decano de la Facultad de Teología, sigo siendo párroco en parroquias pequeñas de Girona. No pensaba en absoluto que hubieran pensado en mí. Lo viví con sorpresa y emoción, y con un gran sentido de la responsabilidad.

¿Pensó en algún momento en no aceptar el nombramiento?

Se podría decir que no, porque después de ser informado tienes que escribir una breve carta de aceptación. Decir que no es muy duro, y en mi caso hay un sentido de la responsabilidad. Soy sacerdote desde hace 37 años, y debo decir que he procurado decir que sí a todo lo que me ha pedido la Iglesia. Nunca he dicho que no.

El obispo no es más que un maestro autorizado de la fe, que está en el santo pueblo de Dios. No de algo externo al pueblo, sino de lo más íntimo que tiene este pueblo, que es la fe

Es usted el primer sacerdote en ser nombrado directamente arzobispo de una diócesis en España bajo el pontificado de Francisco...

No sabía que era el primero, de verdad.

Sus compañeros le consideran uno de los mejores teólogos de España...

No será para tanto. No me considero así. He trabajado, mis publicaciones son conocidas, están a la vista. No me considero el mejor teólogo. Lo que sí puedo decir es que parte de mi pensamiento es la teología pastoral. Una de las cosas que más me han ayudado en mi vida 'profesional' es haber estado siempre en parroquias. He mantenido siempre el contacto con la gente, también en la facultad, o antes en el Instituto de Ciencias Religiosas de Girona... Es la gente la que tiene la sabiduría del pueblo de Dios. Esto me ha ayudado mucho en mi vida, aunque no soy profesor de Teología pastoral, mis materias son la Eclesiología y la Dogmática.

El santo pueblo de Dios del que habla tanto Francisco...

Yo creo que deberíamos hacer más caso a la gente. El buen pastor es el que está atento a la voz del santo pueblo de Dios. Este es el reto que tenemos en la Iglesia, es muy importante. ¿Por qué? El obispo no es más que un maestro autorizado de la fe, que está en el santo pueblo de Dios. No de algo externo al pueblo, sino de lo más íntimo que tiene este pueblo, que es la fe.

¿Qué retos se planta como arzobispo de Tarragona?

El reto más grande es ser una Iglesia en salida, evangelizadora y misionera. Y esta es la única respuesta posible ante la situación actual. Es un reto que tenemos que formular con una actitud propositiva y de diálogo abierto, con sencillez, humildad y la pobreza de las Bienaventuranzas. Con espíritu de renovación y reforma, a la luz del Evangelio.

La Iglesia tiene que estar siempre atendiendo al bien común, en una auténtica democracia las cosas se pueden hablar. En estos momentos, la Iglesia puede ser, y quiero trabajar para que sea, elemento de cohesión que contribuya a curar heridas

¿Cómo vive la situación política en Catalunya?

Esto nos hace sufrir. Este domingo, el Evangelio de Juan habla de cuando Jesús dice a Pedro, ¿me amas? Si me amas, pastorea mis ovejas. Haz de pastor. San agustín dice: ¿Qué quiere decir, si me amas, pastorea las ovejas? Sufre con ellas. El que ama, sufre Y esto es lo que nos toca en la Iglesia ahora.

Sobre este tema, tenemos que manifestar nuestro profundo amor por el pueblo, por el país, estamos a su servicio. La Iglesia está insertada con una tierra, con una gente, unas costumbre, con una lengua y una cultura. Y esto lo debemos tener presente, muy presente. En este sentido hay algo propio, que los obispos de la Tarraconense han reconocido. Aquellos aspectos que hacen una peculiaridad propia en Cataluña, que muchos llaman nación. Y en el mismo magisterio de los obispos se ha hablado de ellos en diversos documentos.

Una vez dicho esto, digo lo que dice la Gaudium et Spes: la Iglesia no se identifica con ninguna opción política concreta, no debe estar atada a ningún sistema político... La Iglesia tiene que estar siempre atendiendo al bien común, en una auténtica democracia las cosas se pueden hablar. En estos momentos, la Iglesia puede ser, y quiero trabajar para que sea, elemento de cohesión que contribuya a curar heridas. Hay una herida abierta, debemos ser conscientes, que hace sufrir muchos.

Usted mismo ha vivido una polémica con Albert Boadella, por haber permitido que se colocara una estelada en la parroquia...

Yo como cura, tuve polémicas y dolor, pero quiero incidir en que la Iglesia está sufriendo. ¿Qué tiene que hacer? A la Iglesia le toca ir calmando los corazones exaltados, de una y otra parte. No me meto: a mí personalmente que no me identifiquen con una opción política, y mi gente lo sabe. Tenemos que ir atemperando los ánimos, curando heridas, hacer el ministerio del consuelo. Si nos dejan, claro. Yo quiero trabajar para esto.

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