La diócesis de Barcelona se viste de fiesta Siete hombres de Dios: Un latido de esperanza para la Iglesia de Barcelona

Ordenandos
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"El domingo 20 de julio, el cardenal Omella ordenó sacerdotes a siete jóvenes de entre 27 y 32 años. La diócesis se vistió de fiesta ante este gran evento, que llena de esperanza a la Iglesia de Barcelona"

"Valientes, preparados y firmes, inician el ministerio en una Barcelona profundamente secularizada"

"Provenientes de diferentes parroquias y movimientos, han sido capaces de escuchar un llamamiento que despertó en ellos una profunda inquietud"

"Son el fruto de un "sí" valiente y de un camino largo de discernimiento y entrega. Desde ahora, forman parte de la gran familia que es la Iglesia, con la vida sacramental como eje de su sacerdocio, y la Eucaristía como cumbre de su fe"

(Catalunya Cristiana).- El domingo 20 de julio , la diócesis de Barcelona vivió un evento extraordinario en la basílica de la Sagrada Familia . El cardenal Omella ordenó sacerdotes a siete jóvenes de entre 27 y 32 años. La diócesis se vistió de fiesta ante este gran evento, que llena de esperanza a la Iglesia de Barcelona.

Siete jóvenes, maduros y decididos, han dado un paso adelante diciendo "sí" al proyecto de Dios en sus vidas. Valientes, preparados y firmes , inician el ministerio en una Barcelona profundamente secularizada , donde muchos viven al margen de Dios.

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Su testimonio, luminoso en medio del mundo, revela que Dios sigue actuando en la penumbra de muchos corazones. Estos nuevos sacerdotes, provenientes de diferentes parroquias y movimientos, han sido capaces de escuchar un llamamiento que despertó en ellos una profunda inquietud. Se han dejado conmover por una experiencia que lo transforma todo: el encuentro con Jesús vivo , que sigue gritando y buscando colaboradores.

Carta a un aspirante a sacerdote -

Vivimos tiempos en los que muchos se sienten solos, y el silencio de Dios puede parecer insoportable. Pero Él ve y escucha. Conoce los anhelos más profundos del corazón humano y, cuando entramos en sintonía con Él, abre nuevos horizontes

Como en el desierto, ante Moisés, Dios sigue oyendo el clamor de su pueblo . También hoy llama a hombres dispuestos a secundar su plan divino. Escucha la súplica de tantos creyentes que, en medio del desánimo, siguen esperando.

Estos siete sacerdotes son enviados a curar corazones heridos, a acompañar a quien sufre, a anunciar que Dios está cerca .

El Espíritu Santo —fuerza silenciosa pero real— sostiene a la Iglesia en medio de sus vaivenes y retos. Es su aliento vital, necesario para que siga siendo en el mundo fuente de agua viva.

Estos siete jóvenes, un día, se atrevieron a abrirse al don. Con la fuerza que viene de lo alto, oraron, se formaron y caminaron a contracorriente. Hoy, en sus testimonios, hablan de libertad, de servicio, de unión profunda con la voluntad de Aquel que les llamó. Desean que la Iglesia sea una familia. Quieren escuchar, acompañar, servir. Y en sus rostros, tanto como en sus palabras, se refleja la alegría. ¡Son felices!

Son el fruto de un “sí” valiente y de un camino largo de discernimiento y entrega. Desde ahora, forman parte de la gran familia que es la Iglesia, con la vida sacramental como eje de su sacerdocio, y la Eucaristía como cumbre de su fe.

Mensaje a siete ordenados

Xavier Campmany

Con tan sólo 27 años, afirmas con rotundidad que ser sacerdote es una provocación. Es una frase valiente y necesaria en una sociedad dormida y alejada de Dios. Para provocar, como haces tú, se requiere claridad, libertad interior y firmeza para salir de los estereotipos, las etiquetas y las ideologías. Provocar es interpelar el distraído, despertar lo que vive dormido en la tibieza. Es romper moldes, salir de la zona de confort y atreverse a vivir sin miedo, con radicalidad evangélica. Vivir anclado en la certeza de que Dios es amor y lo sostiene todo, da sentido a cada entrega, cada gesto, cada día. Por eso vale la pena vivir, amar y darlo todo. Nuestra pequeñez, a ojos de Dios, se convierte en fortaleza. Tu "sí", Xavier, es el inicio de una hermosa historia de amor en el corazón de la Iglesia.

Javier Casals

Dices con sencillez: "Me siento llamado a celebrar con fe viva los sacramentos." ¡Qué hermosa afirmación! Los sacramentos están en el corazón de la vida eclesial y del sacerdocio ministerial . Recordar su importancia es reconocer nuestra indigencia y la necesidad de la gracia que Dios nos da a través de ellos.

La unción ofrecida a un enfermo es bálsamo y ternura. El sacramento de la reconciliación es el encuentro con un Dios que no rompe, sino que cura con misericordia y abre un camino de regreso al hogar… y también al propio corazón. Y en el centro de todo está la Eucaristía: en ella te configuras con Cristo, y Él se convierte en pan vivo a través de tus manos. Como sacerdote, repartirás ese Pan que nos alimenta, que nos une, que da sentido a nuestra fe.

Santiago Claret

Afirmas con fuerza que decir  implica un cambio radical, un camino a contracorriente. Tu decisión refleja una fe viva , que no teme romper con la cultura dominante del bienestar y la comodidad. Has salido de lo establecido, de la rutina, para ir más allá de tus límites. Sabes que es necesario luchar, pero no estás solo. En el campo de batalla, incluso en la oscuridad, Dios es tu mejor aliado.

La oración será tu brújula. Ella sostiene, purifica, orienta en Dios.

David Lucena

Tu "sí" es un acto de libertar profunda: has puesto a Dios por encima de todo . Lo expresas desde una mística serena, madura y realista. Descubrir lo esencial nos cambia la vida . Lo prioritario (lo que tiene un valor absoluto) ilumina el camino.

Sí, Dios llena el corazón y nos da valor para arrojarnos, no al vacío, sino a sus manos. Cuando uno salta con la certeza de que forma parte de un proyecto querido por Dios, nunca está perdido.

Dios es la fuente de la alegría auténtica, y tú, David, estás llamado a comunicarla. Como dijo san Pablo: “Todo lo considero escoria, para ganar a Cristo.”

Joan Piñol

Has recordado una gran verdad recogiendo la frase de san Juan María Vianney, el párroco de Ars: "Sin sacerdote no hay Eucaristía, y sin Eucaristía no hay Iglesia." Es una afirmación teológicamente profunda, que toca el propio núcleo de la vocación sacerdotal. La Eucaristía nos santifica en comunión profunda con la Iglesia. Es don inmenso, misterio central, fuente inagotable.

Quizás inmerecido, el sacerdocio nos configura con Cristo y nos hace actuar en su nombre, sostener en nuestras manos su Cuerpo. Participar de este sublime acto nos exige unir estrechamente sacerdocio, Eucaristía e Iglesia. Son las tres columnas de tu espiritualidad sacerdotal. En cada consagración, la gracia de Dios se derrama como una catarata sobre su pueblo.

Guillermo Lisicico

“La libertad divina y la libertad humana se aunan en el corazón de Dios.” Qué afirmación tan luminosa y profunda Has tocado el núcleo de la existencia humana: somos creados para la libertad, y ella se encuentra con su plenitud en el corazón de Dios.

Libertad y paternidad son dos dimensiones esenciales de su ministerio. No existe vocación sin libertad. Y no existe fecundidad sin paternidad. Un sacerdote libre y con sentido profundo de paternidad se convierte en pastor, formador de comunidad, servidor incansable. Y esto pide escucha, tiempo, silencio, paciencia y ternura. Ser padre es amar hasta el cansancio. Es dar la vida por los hijos que Dios ha confiado en tu cuidado.

Que la Santísima Trinidad corine tu sacerdocio con el fuego del Espíritu. Con ella en tu corazón, Guillermo, serás un verdadero padre para muchos. ¡Y cuántos hijos perdidos te están esperando!

Pablo Jesús Jorge Díaz

¡Qué bonito que tus dos nombres recojan el Señor Jesús y su gran apóstol, el viajero incansable!

Venido de las islas, has navegado (como san Pablo) no sólo por el mar, sino también por vientos y mareas interiores. Y sin embargo, no perdiste de vista a tu estrella del norte. Jesús te ha dado su luz , y tú quieres traer su presencia al mundo. Quieres “hacer del mundo una familia, y de cada hogar, un Nazaret”.

¿Puede haber una misión más bonita? Todos anhelamos un hogar: un lugar donde ser amados, donde amar, crecer y compartir la vida y la fe. El mundo, herido y frío, necesita calidez de hogar. Y la Iglesia está llamada a ser madre y casa . Que esa aspiración te guíe y te sostenga. Que cada parroquia donde sirvas se convierta en un hogar, y cada comunidad que pastorees, una verdadera familia de Jesús. La Sagrada Família te inspirará a cada paso del camino.

Cuáles son los requisitos del pastor? - Cristiano Biblico

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