El sacerdote será consagrado obispo auxiliar de Getafe este sábado José María Avendaño: "Con los pobres no se juega"

José María Avendaño
José María Avendaño

"Tenemos grandes urbes, pero también poblaciones rurales, con algunas poblaciones con una renta per cápita alta, pero con una gran mayoría de buena gente que lucha cada día para llegar a fin de mes y otros tantos que se han quedado por el camino. Somos una de las diócesis más grandes y jóvenes de toda Europa"

"La hermana María José está a tope con el Papa Francisco. El cura Javier está a tope con el Papa Francisco. Toñi está a tope con el Papa Francisco. La Iglesia con la que yo camino se siente Iglesia universal que camina a tope con el Sucesor de Pedro. Siempre con el Papa. No se puede caminar sin el Sucesor de Pedro"

"No se trata de repetir mucho la palabra sinodalidad para ver si así se hace realidad, sino de interiorizarla en lo personal e integrarla en el día a día (...). Ese contar con todos incluye también a los pobres. Los pobres no son un complemento de la Iglesia ni una manera de calmar nuestras conciencias. Los pobres son la llave al cielo, es decir, son los más importantes. Y por eso, también tienen que estar en el centro del proceso sinodal. No son ni espectadores ni beneficiarios de una limosna, son protagonistas"

La Iglesia española, ¿perseguida? "Cuando me detengo a contemplar a los cristianos de países como Nigeria, Afganistán o Corea del Norte, me lleva a reflexionar sobre el poder y el sentido de las palabras. Allí hay persecución y compararnos con ellos con ese mismo término me resulta embarazoso"

"He rezado y rezo cada día por ser un sacerdote de Jesucristo en mis pensamientos, mis palabras y mis obras. Ahora confío y rezo para ser un obispo “para servir a Dios y a usted” como me ensañaron mis padres". El flamante obispo auxiliar electo de Getafe, José María Avendaño, vela armas para su consagración, este sábado, en el Cerro de los Áńgeles. Un recinto que conoce a la perfección, como a la diócesis, a la que viene sirviendo desde hace cuatro décadas.

Un nuevo obispo que tiene claro que "con los pobres no se juega" y que busca asemejarse a otros obispos santos, como Romero, Sancha o el cardenal Tarancón. Como ellos, espera ser "presencia, cercanía y escucha del pueblo santo de Dios donde los necesitados, pobres, los enfermos y los “heridos por la vida” sean atendidos". Hablamos con él.

Entras en la que es tu casa. ¿Cómo se siente hacerlo como obispo, y no como un simple sacerdote?

Surge en mí un sentimiento de mayor responsabilidad todavía por la confianza que se me da y siempre bendiciendo y dando gracias a la Trinidad Santa; al Papa Francisco por su confianza; al obispo Don Ginés por poder estar cerca de él para ayudarle; a la diócesis de Getafe por ser mi casa durante 38 años. Además, se refuerza el deseo de seguir caminando en comunión y fraternidad con la Iglesia y mi querida diócesis de Getafe; por donde el Espíritu Santo me vaya guiando.

He rezado y rezo cada día por ser un sacerdote de Jesucristo en mis pensamientos, mis palabras y mis obras. Ahora confío y rezo para ser un obispo “para servir a Dios y a usted” como me ensañaron mis padres.

¿Qué tipo de obispo quiere ser José María Avendaño?

Un obispo cuyo eje diamantino sea la oración, y como consecuencia la presencia, la cercanía y escucha del pueblo santo de Dios donde los necesitados, pobres, los enfermos y los “heridos por la vida” sean atendidos. Así como san Oscar Romero, el beato cardenal Sancha, el cardenal Tarancón que tanto han significado en mi vocación.

Avendaño, en el Cerro

¿Cómo es la diócesis de Getafe?

Me gusta contemplarla como ese poliedro con el que define el Papa Francisco a la Iglesia, porque tenemos grandes urbes, pero también poblaciones rurales, con algunas poblaciones con una renta per cápita alta, pero con una gran mayoría de buena gente que lucha cada día para llegar a fin de mes y otros tantos que se han quedado por el camino. Somos una de las diócesis más grandes y jóvenes de toda Europa.

Somos una Iglesia que busca estar inserta en sus barrios, tocando realidad, las de las familias a la que le toca la inflación, la de los trabajadores y desempleados, la de los jóvenes que se ven envueltos en un mundo lleno de incertidumbres, la de los ancianos solos, los enfermos mentales, los esclavizados por las diferentes adicciones…Queremos salir cada día a responder a sus gozos y sus esperanzas como nos sigue pidiendo el Concilio Vaticano II.

La Iglesia que peregrina en Getafe es la sociedad misma, porque nosotros tocamos con nombres y apellidos la realidad de la migración de la que se habla en genérico. Nuestras calles, nuestras plazas y nuestras parroquias son hoy reflejo de una realidad multicultural y multiétnica que nos interpela para salir de nosotros mismos y no solo ver al otro como hermano, sino identificarle como tal. Tú, Gregorio, eres de Badajoz y caminas en una parroquia de Móstoles; Tú, Nabil, marroquí y musulmán; tú, Sofía, ucraniana y grecolatina; tú, Marco, refugiado… Sois mis hermanos y quiero que la regla de oro del Evangelio se concrete en vosotros: “Tratad a los demás cómo queréis que ellos os traten”.

Francisco nos está poniendo el listón muy alto en tanto que nos está invitando a dejar a un lado muchas adherencias para quedarnos con lo esencial y esa llamada a desinstalarnos a todos nos cuesta, porque humanamente somos resistentes al cambio. Pero yo no hablaría de una resistencia ni mucho menos generalizada

Está la Iglesia española ‘a tope’ con el Papa Francisco, ¿o hay reticencias como sucede en estos países?

La hermana María José está a tope con el Papa Francisco. El cura Javier está a tope con el Papa Francisco. Toñi está a tope con el Papa Francisco. La Iglesia con la que yo camino se siente Iglesia universal que camina a tope con el Sucesor de Pedro. Siempre con el Papa. No se puede caminar sin el Sucesor de Pedro. Es cierto que Francisco nos está poniendo el listón muy alto en tanto que nos está invitando a dejar a un lado muchas adherencias para quedarnos con lo esencial y esa llamada a desinstalarnos a todos nos cuesta, porque humanamente somos resistentes al cambio. Pero yo no hablaría de una resistencia ni mucho menos generalizada. Yo no lo percibo así en mi día a día en cada una de las comunidades con las que comparto. Es más, constato un respaldo enorme a cada una de las reformas del corazón que nos propone el Papa y que luego se traducen en esas otras reformas más estructurales.

José María Avendaño, con Ginés Garcia Beltrán
José María Avendaño, con Ginés Garcia Beltrán

¿Cómo estáis viviendo el proceso sinodal?

No se trata de repetir mucho la palabra sinodalidad para ver si así se hace realidad, sino de interiorizarla en lo personal e integrarla en el día a día. Y, con el impulso de nuestro Obispo Don Ginés y la corresponsabilidad de sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados y laicos, estamos buscando hacerlo realidad desde lo pequeño, que es desde donde verdaderamente se puede materializar. Por ejemplo, estamos trabajando de norte a sur y de este a oeste para que no haya una parroquia sin consejo pastoral o consejo económico: eso es una parroquia sinodal. Que los Arciprestazgos tengan consejo pastoral es otro empeño de todos.

Ese contar con todos incluye también a los pobres. Los pobres no son un complemento de la Iglesia ni una manera de calmar nuestras conciencias. Los pobres son la llave al cielo, es decir, son los más importantes. Y por eso, también tienen que estar en el centro del proceso sinodal. No son ni espectadores ni beneficiarios de una limosna, son protagonistas.

En cualquier caso, si algo no hay que perder de vista es esa llamada de atención que hizo desde el minuto cero el Papa: Sinodalidad es caminar juntos. Nadie puede quedar fuera y para ello, no valen ni los acelerones ni los frenazos. Lo volvió a explicar de manera formidable en la misa con motivo de los 60 años del Vaticano II: “No cedamos a la tentación de la polarización. Cuántas veces, después del Concilio, los cristianos se empeñaron por elegir una parte en la Iglesia, sin darse cuenta de que estaban desgarrando el corazón de su Madre. Cuántas veces se prefirió ser “hinchas del propio grupo” más que servidores de todos, progresistas y conservadores antes que hermanos y hermanas, “de derecha” o “de izquierda” más que de Jesús; erigirse como “custodios de la verdad” o “solistas de la novedad”, en vez de reconocerse hijos humildes y agradecidos de la santa Madre Iglesia. El Señor no nos quiere así. Todos, todos somos hijos de Dios, todos hermanos en la Iglesia. Todos Iglesia, todos. Nosotros somos sus ovejas, su rebaño, y sólo lo somos juntos, unidos. Superemos las polarizaciones y defendamos la comunión, convirtámonos cada vez más en “una sola cosa”, como Jesús suplicó antes de dar la vida por nosotros (cf. Jn 17,21)”.

La Iglesia, ¿está perseguida en España? ¿Cómo crees que nos sentimos los católicos en la actual modelo de sociedad?

Cuando me detengo a contemplar a los cristianos de países como Nigeria, Afganistán o Corea del Norte, me lleva a reflexionar sobre el poder y el sentido de las palabras. Allí hay persecución y compararnos con ellos con ese mismo término me resulta embarazoso.

En España estamos viviendo un cambio de época a una velocidad vertiginosa. En pocos años hemos pasado de una sociedad eminentemente católica al menos en lo cultural a un contexto completamente diferente, ni mejor ni peor, diferente.

Secularización
Secularización

Esta secularización, además de invitarnos a un discernimiento personal y comunitario, no nos puede llevar a enrocarnos, a levantar muros o a ser profetas de calamidades. El Papa Francisco nos invita a promover la cultura del encuentro, que lejos de ser una ocurrencia suya, es una llamada de volver a Jesús, a ese Jesús que propiciaba el encuentro con el diferente, con el alejado, con el que tiene heridas, no para imponerle su mensaje de salvación ni para amedrentarle con un juicio, sino para abrazarle. Ahí están la samaritana, Zaqueo…

¿Cuáles son tus miedos, y esperanzas?

Mi madre Jorja siempre me dijo y me diría: “Fíate de Dios y no tengas miedo”, “a ver si por miedo a los pájaros no vas a sembrar”. Por otro lado, el cardenal Hummes le dijo al cardenal Jorge Mario Bergoglio al segundo de ser elegido: “No te olvides de los pobres”. Le pido a Dios que esa frase siga grabada a fuego en mi corazón y en mi alma …y que siga muy presente en mi agenda. Con los pobres, no se juega.

Mi esperanza pasa por ser un coherente discípulo misionero de Jesucristo capaz de contagiar la alegría del Evangelio como pastor, que no sea yo un profeta de calamidades sino un reflejo de la felicidad que Dios nos regala para poder animar a otros a acercarse a Jesús.

¿Cómo es la Iglesia con la que sueña José María Avendaño?

Sueño con la Iglesia de Jesucristo, de los Apóstoles y que sepa responder con fidelidad creativa a lo que Dios nos pide en el aquí y ahora. Ayudando, colaborando y siendo un leal obispo Auxiliar de Don Ginés en esta querida diócesis de Getafe. Los que me conocen saben que siempre me acojo a la Trinidad Santa. Sueño con una Iglesia trinitaria, que se sabe familia. ¡Gracias y que Dios os bendiga y os guarde!

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