El arzobispo de Madrid inaugura el curso 2023-2024 junto a los codirectores Carlos y Aguilar y José Castro Cobo inaugura en la Escuela Diocesana de Evangelizadores: "El objetivo de la formación no es saber mucho, es misionar"

Inauguración curso 2023-2024 Escuela de Evangelizadores
Inauguración curso 2023-2024 Escuela de Evangelizadores

Carlos y Aguilar y José Castro, codirectores de la Escuela Diocesana de Evangelizadores, acompañaron el pasado sábado, 7 de octubre, al arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, en la inauguración del curso académico 2023-2024

"Hay sed, hay buenas ofertas, pero quizá lo que no tenemos es un esqueleto" y, ante esto, "necesitamos diocesanamente ir aglutinando". Se trata de "crear procesos para que quien tenga sed, pueda beber"

El cardenal aseguró que la formación, el conocimiento de las verdades de la fe no es erudición, sino una "luz para vivir y para interpretar la realidad y para experimentar mi vida en la Iglesia"

(Archimadrid).- Carlos y Aguilar y José Castro, codirectores de la Escuela Diocesana de Evangelizadores, acompañaron el pasado sábado, 7 de octubre, al arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, en la inauguración del curso académico 2023-2024, el cuarto de su andadura.

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La escuela nació para dar respuesta a la necesidad de la formación y de los itinerarios formativos en toda la diócesis. Porque, partiendo de la base de que vicarías, parroquias y entidades de la Iglesia tienen formación —«tenemos una suerte increíble»—, en la comunidad diocesana surge la pregunta «¿qué más necesitamos?», planteó el arzobispo.

«Hay sed, hay buenas ofertas, pero quizá lo que no tenemos es un esqueleto» y, ante esto, «necesitamos diocesanamente ir aglutinando». Se trata de «crear procesos para que quien tenga sed, pueda beber». Una segunda preocupación es que el que acude a la escuela aprenda su vocación laical, «las herramientas básicas» de lo que es la vida cristiana. Es una respuesta a la sed de formación que hay en la diócesis, con la «necesidad de ofrecer algo armónico» dando un paso más en la formación de gente que se siente llamada «a ser laicos y ejercer su responsabilidad en la vida de la Iglesia». Por eso, «esta es la herramienta para ir descubriendo la vocación laical y la responsabilidad y papel de los laicos en la vida de la parroquia», porque, dijo, «Dios está pidiendo la vocación laical».

Durante estos años, se ha manifestado la dificultad de pasar de la pastoral estanca, en palabras del Papa, a una pastoral transversal y de los procesos, observó el cardenal Cobo. Esta «es más lenta y exige que la gente se ponga de acuerdo», y en este punto aludió al momento sinodal en el que está la Iglesia universal.

La formación no es ir a charlas, matizó el cardenal Cobo, la formación es «armonía», un proceso en el que «el laico sepa el esqueleto armónico de la fe, y sepa explicar su fe». Actualmente, la formación depende de los presbíteros, «de lo que el cura quiere hacer en la parroquia», y ante esto, el arzobispo propuso que, al igual que sucede por vicarías, en cada consejo pastoral de cada parroquia haya un enlace con la escuela para ayudar a proporcionar y difundir las ofertas formativas, y por tanto, «que la formación no solo dependa de los presbíteros».

Discípulos misioneros

Abundando en sus palabras, el cardenal aseguró que la formación, el conocimiento de las verdades de la fe no es erudición, sino una «luz para vivir y para interpretar la realidad y para experimentar mi vida en la Iglesia». Porque «el objetivo de la formación no es saber mucho, es misionar; y si sabemos mucho, es para responder a la misión». De ahí que la escuela forme «discípulos misioneros».

Un reto para la diócesis es «sentir la responsabilidad de la misión: nuestros vecinos no creen, nuestras familias a veces tampoco creen, nuestros amigos a veces no se han abierto a la fe…». «Y esto nos duele», por eso la primera actitud es «el dolor, porque eso lleva al ardor». También pasa que la transmisión de la fe ha cambiado; antes era en la familia, en el colegio, en los grupos de iguales… Así, la segunda actitud es la de ir en conjunto, no por parroquia o por movimiento. «Otros completan y ayudan a dar matices que uno no tiene».

Por último, el arzobispo quiso agradecer a todos aquellos que «echáis mucho tiempo y esfuerzo para cosas que aparentemente no se ve», y «este es un proyecto diocesano, eclesial, que a veces no se ve».

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