Una contribución de la Universidad a la celebración del Año Ignaciano La Biblioteca de la Facultad de Teología de Loyola expone un recorrido por la vida de San Ignacio de Loyola a través de su Fondo Antiguo

Un recorrido por la vida de San Ignacio de Loyola
Un recorrido por la vida de San Ignacio de Loyola

La exposición ha inaugurado su primera etapa que estará disponible para su visita desde hoy 16 de mayo hasta el 17 de junio en la biblioteca de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola en la calle Profesor Vicente Callao, 15 en Granada

Con el título '¿A dónde me queréis llevar, Señor? San Ignacio de Loyola a través de la iconografía del Fondo Antiguo', la muestra se organiza en dos fases en las que se presentan los momentos más significativos de la vida de San Ignacio

En esta primera fase recién inaugurada se expone lo acontecido entre Loyola y Manresa, para llegar en octubre a la segunda parte que transcurre entre París y Roma

El hilo narrativo de la exposición se basa en obras que dejaron huella en San Ignacio y que representan su recorrido espiritual

Destacan las colecciones de grabados, 'Vidas gráficas' de su vida hechas por los mejores grabadores flamencos del S. XVII, que son una muestra de la belleza propia del grabado flamenco de aquel tiempo

(Universidad Loyola).- La Biblioteca de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola, inauguró ayer una exposición titulada “¿A dónde me queréis llevar, Señor? San Ignacio de Loyola a través de la iconografía del Fondo Antiguo”. Con esta muestra, la biblioteca y el profesor Diego Molina, jesuita y profesor de dicha Facultad, han querido contribuir también a la celebración del Año Ignaciano.

La muestra se organiza en dos fases en las que se presentan los momentos más significativos de la vida de San Ignacio. En esta primera fase recién inaugurada se expone lo acontecido entre Loyola y Manresa (es el Ignacio herido, peregrino, asceta, que finalmente alcanza tal grado de entendimiento que consigue “ver todas las cosas nuevas”) para llegar en octubre a la segunda parte que transcurre entre París y Roma (Ignacio que sigue siendo peregrino y que es consciente de la necesidad de formación para poder ayudar a los otros, el que termina su vida en Roma como nunca imaginó).

Exposición
Exposición

El hilo narrativo de la exposición se basa en obras que dejaron huella en San Ignacio y que representan su recorrido espiritual. Estas imágenes son el soporte que da testimonio y permiten comprender las experiencias que vivió el Santo y que explican su relevancia en la historia de la Iglesia. De esta manera la exposición realiza un recorrido por su vida y los lugares más significativos de su experiencia transformadora.

Las obras que dejaron huella en San Ignacio

La primera etapa que se expone desde el 16 de mayo hasta el 17 de junio, parte de la herida que recibió en la batalla de Pamplona y que fue el comienzo de su conversión. Ignacio, criado en la corte como paje y ayudante del contador en tiempos del Rey Católico, donde llevó una vida mundana, tuvo que luchar en la defensa de Pamplona, donde cayó herido. Durante su convalecencia, en su casa natal (casa-torre de Loyola), pidió leer para entretenerse. Al no haber libros de su gusto, leyó obras espirituales. Algunas de estas lecturas tuvieron gran efecto en san Ignacio: la Vita Iesu Christi de Ludolfo de Sajonia y el Flos Sanctorum o Libro de las vidas de los Santos.

Ignacio decide servir a Dios y trasladarse para ello a Tierra Santa. En su camino, se detiene en Montserrat (donde vela las armas ante la Virgen) y luego en Manresa. Allí, se dedica a la oración y a las lecturas (De la imitación de Cristo de Tomás de Kempis y la obra del benedictino García Jiménez de Cisneros Compendio breve de Exercicios Espirituales). Fue en Manresa donde vivió profundas experiencias cuyo fruto son los Ejercicios Espirituales. Algunos de los primeros ejemplares que se conservan de este libro se muestran en dicha exposición: Exercitia Spiritualia S.P. Ignatii Loyolae, 1644 (cuyo frontispicio está grabado por Gilles Rousselet, importante grabador francés). También se exponen varios ejemplares sobre el método y la práctica de dichos Ejercicios.

Manresa

Una muestra de los mejores grabadores flamencos del siglo XVII

Deben resaltarse también las colecciones de grabados, “Vidas gráficas” de su vida hechas por los mejores grabadores flamencos del S. XVII, donde se reproducen fielmente las escenas más importantes de su vida. Estas imágenes, que fueron modélicas en la iconografía ignaciana, son una muestra de la belleza propia del grabado flamenco de aquel tiempo. Así, pueden contemplar: Vita Beati P. Ignatio Loiolae Societatis Iesu fundatoris, 1609 y su reedición de 1622 de Peter Paul Rubens y Jean Baptiste Barbé (ambas realizadas para la beatificación y canonización de S. Ignacio) y Leben des heiligen Ignatii Loiolae Stiffters der Societet Iesu, 1639 de Georg Mayr y Wolfgang Kilian.

También destaca la obra de emblemas del jesuita Carlo Bovio que, utilizando un lenguaje simbólico, reconstruye en ella mediante imágenes alegóricas, los episodios más destacados de la vida de San Ignacio. Manifiestan su significado espiritual y moral para guiar en el buen camino.

Complementan la exposición dos poemas en alabanza al fundador de la Compañía de Jesús: Lo Ignatio Loiola, 1660, del poeta Benedetto di Virgilio, llamado poeta Bifolco, cantos reimpresos para las ediciones de la Cámara Apostólica; y un soneto con el que se inicia la obra Origen e Instituto de la Compañía de Jesús, 1679 del Hermano jesuita Lorenzo Ortiz (una vida de S. Ignacio basada en la obra de Daniele Bartoli, S.J.).        

La segunda exposición que se inaugurará el próximo mes de octubre mostrará obras sobre el recorrido de San Ignacio en Jerusalén, París y Roma.

El Fondo Antiguo de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola lo compone una importante colección patrimonial formada por 21 incunables de entre los que destacan la Biblia Sacra de Benedicto Arias Montano (1569), la Cosmographia de Claudio Ptolomeo (1486), la Summa theologica (parte primera) de Tomas de Aquino (1489) y 37.000 volúmenes de los siglos XVI, XVII y XVIII.

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