El cardenal clausura en San Dámaso el curso sobre 'El principio mariano' Ouellet: “María es más fundamental que Pedro”

Del 26 al 29 de mayo de 2025, la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso celebró el curso de actualización "El principio mariano", impartido por el cardenal Marc Ouellet, que fue prefecto del Dicasterio para los Obispos
El curso, dirigido a profesores y doctorandos, culminó con una jornada dedicada a la presentación y discusión de dos de sus obras recientes: Palabra, sacramento y carisma. Riesgos y oportunidades de una Iglesia sinodal (Publicaciones Claretianas, 2024) y Para una antropología de las vocaciones. Hombre y mujer, imagen de Dios (BAC, 2025).
(UESD).- Del 26 al 29 de mayo de 2025, la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso celebró el curso de actualización "El principio mariano", impartido por el cardenal Marc Ouellet, que fue prefecto del Dicasterio para los Obispos. El curso, dirigido a profesores y doctorandos, culminó con una jornada dedicada a la presentación y discusión de dos de sus obras recientes: Palabra, sacramento y carisma. Riesgos y oportunidades de una Iglesia sinodal (Publicaciones Claretianas, 2024) y Para una antropología de las vocaciones. Hombre y mujer, imagen de Dios (BAC, 2025).
En su intervención de apertura, el cardenal Ouellet explicó que su reflexión eclesiológica parte del deseo de abrir un camino para entender más profundamente la realidad del gobierno de la Iglesia, desde una visión trinitaria y mistérica y no solamente desde una experiencia histórica o sociológica. Esta visión surge, en parte, de su experiencia como prefecto de la Congregación para los Obispos, donde percibió una insuficiente integración de la dimensión carismática en la vida de la Iglesia:
“Durante mis años de servicio en la Curia vi que la dimensión carismática de la Iglesia está poco integrada en la mentalidad de los obispos”.
En este contexto, Ouellet insistió en que los carismas no son un añadido decorativo sino que son constitutivos del ser de la Iglesia, defendiendo su incorporación como parte estructural de la vida eclesial, en armonía con el principio jerárquico. Para sostener esta propuesta, Ouellet presentó la distinción entre dos formas de sacramentalidad.
Afirmó que “hay una sacramentalidad cristológica que son los sacramentos constitutivos de la Iglesia. Pero también hay una sacramentalidad pneumatológica: la Iglesia como cuerpo glorioso que irradia el don de Cristo y del Espíritu”.
Esta dimensión pneumatológica se manifiesta, según explicó, en la santidad de los fieles, en la comunión espiritual y en los carismas personales que dan forma a la vida y misión de la Iglesia.
Uno de los aspectos más destacados de su intervención fue la articulación entre el principio mariano y el principio petrino. Ouellet señaló que “en la Iglesia, María es más fundamental que Pedro, porque María encarna la fe inmaculada con la que la Iglesia acoge y da al mundo el Verbo encarnado”.

Esta afirmación, lejos de negar el valor del ministerio petrino, pretende situarlo dentro de una jerarquía espiritual más profunda: “La jerarquía más importante es la de la fe y del amor. Y en esa jerarquía reina primero María, cuya fecundidad le confiere una maternidad universal”.
El ponente defendió también una ampliación del concepto de autoridad: “La autoridad jerárquica no es la única forma de autoridad en la Iglesia. Hay también una autoridad de la santidad” que, según el cardenal, florece en formas marianas, inspiradas por el Espíritu. Subrayó que esta forma de autoridad no se impone desde la estructura, sino que nace de la fecundidad espiritual, del testimonio y del carisma.
Ouellet dedicó parte de su reflexión a la sinodalidad. Refiriéndose al proceso sinodal, el cardenal expresó su preocupación por una tendencia a centrarse excesivamente en aspectos operativos o funcionales de la vida eclesial, en detrimento de su fundamento mistérico. A lo largo de la jornada, Ouellet insistió en que su propuesta no pretende ser exhaustiva, sino una invitación a una reflexión más honda, ya que los fundamentos teológicos de la sinodalidad están aún por desarrollarse. Este trabajo, señaló el cardenal, no busca cerrar la discusión, sino abrir caminos que contribuyan a pensar la Iglesia desde el misterio y no desde otros criterios.

Por su parte, el rector de la UESD, Nicolás Álvarez de las Asturias, abordó algunas de las implicaciones canónicas del volumen. En cuanto a la decisión del Papa, subrayó que “no es sólo que pueda delegar su poder (explicación canónica), sino que reconoce en algunos laicos el carisma de idoneidad para participar del gobierno eclesiástico”. Explicó que esta misión no contradice la potestad jerárquica del Papa, sino que la presupone, citando unas palabras de Ouellet en su obra: “La autoridad que el Papa delega es la suya y marca la diferencia, pero se apoya en algo en el sujeto designado: se confiere a una personalidad carismática capaz de ejercer bien la misión canónica que le ha encomendado el Sumo Pontífice”.
El profesor Gabriel Richi destacó la coherencia de la propuesta de Ouellet con la teología del Concilio Vaticano II. En su intervención afirmó que “el volumen propone una profundización pneumatológica de la eclesiología, que es imprescindible para evitar lógicas políticas y organizativas propias de la sociedad civil”. A su juicio, el reconocimiento teológico de los carismas no fragmenta la unidadde la Iglesia, sino que la enriquece desde dentro: “la eclesiología del Vaticano II insiste en la coesencialidad entre dones jerárquicos y carismáticos, que también es destacada por Ouellet”.
📚 Hoy en la @UniSanDamaso Curso impartido por el Card. Ouellet “El principio mariano”
— Universidad Eclesiástica San Dámaso (@UniSanDamaso) May 26, 2025
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El profesor Carlos Granados intervino en la segunda parte de la jornada para comentar el volumen Para una antropología de las vocaciones. Se centró en la diferencia sexual como clave para una comprensión vocacional de la persona humana. Explicó que la identidad del hombre y de la mujer no puede reducirse a una construcción cultural o a una neutralidad abstracta, sino que debe entenderse como un dato fundante de la vocación. Insistió en que la corporeidad sexuada no es ajena a la llamada de Dios, y defendió que toda vocación —sea al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada— se enraíza en la aceptación del propio cuerpo como don.
El profesor Raúl Orozco, a su vez, reflexionó sobre el estado de vida como forma estable de existencia cristiana. Afirmó que la teología vocacional no puede limitarse a una descripción funcional de los distintos compromisos, sino que debe fundarse en una respuesta personal y duradera a la iniciativa de Dios. Señaló que el principio mariano aporta luz sobre esta estructura espiritual de la vocación, al mostrar que toda llamada comienza con una acogida libre y confiada del don recibido.
La jornada concluyó con unas palabras finales del cardenal Ouellet, en las que agradeció la acogida de la UESD y reiteró su deseo de continuar reflexionando sobre la sinodalidad desde la riqueza de la tradición teológica, en diálogo con los signos de los tiempos.