Sí, ya sé que el título parece escrito por los dedos de un bebé de 18 meses (no lo descarten). Pero es que vivimos tiempos complejos. 

Ahora, parece que, por fin, podemos comenzar a pensar en el fin del confinamiento. Podemos pensar en "desconfinar", un término que, al menos encierra cuatro significados. O al menos así lo veo yo.

En primer lugar, el propio "Confinamiento". Un término que, según la RAE, significa:

"Pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente, en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio".

Casi una antítesis de lo que estamos viviendo en estas semanas. No estamos condenados -al menos, eso quiero pensar-, y sobre todo, no estamos fuera de nuestro domicilio. Nuestra casa, que a fuerza de los hechos, puedo convertirse en un hogar o una prisión. Depende de cómo lo tomemos.

En segundo término, los "confines". Estar encerrado en cuatro paredes, salvo para lo esencial (ojo, no nos confiemos), nos puede permitir abrir nuevos caminos. ¿Seremos capaces, o volveremos a cometer los mismos errores? Miremos más allá de nuestros propios ombligos. No pasemos de ser 'capitanes a posteriori' a pensar que ya ha pasado todo y podemos salir a hacer la vida de antes.

En tercer lugar, el 'Fin'. Estamos cerca de acabar con esta durísima situación. Pero no hagamos un punto y  final. No olvidemos a los que ya no están, ni a los que se han dejado la vida, y la salud, por ayudar a todos. Ni los pequeños gestos de cada día que cada uno hemos podido llevar a cabo en nuestra cotidianidad (qué ganas de alcanzar la aburrida 'cotidinaidad'). No dejemos a nadie al otro lado.

Para acabar, la (N). No convirtamos esta experiencia en un germen de desconfianza. Volvamos a "confiar" en la fuerza que tenemos como humanidad para construir un mundo nuevo. Un mundo mejor, más de todos, conjugado en primera persona del plural. 'Con'tigo, 'con'migo. No nos olvidemos de los otros, no olvidemos que son parte del 'Nosotros'.

Sólo así, me temo, podremos desconfinarnos con paz y alegría. Sólo así, espero, lo haremos para convertir estos tiempos de coronavirus en fermento para un mundo nuevo. ¿Lo hacemos juntos?