Fernando Ocáriz cumple las exigencias vaticanas y ya se presenta sin cruz pectoral De 'aceptar la verdad judicial' al 'acatamos filialmente': el curioso lenguaje del Prelado del Opus Dei

Fernando Ocáriz, en Barcelona, ya sin cruz pectoral
Fernando Ocáriz, en Barcelona, ya sin cruz pectoral

A lo más que llega Ocáriz es a "aceptar la verdad judicial", que no la que él considere (o no, porque no lo dice, o tal vez algunos silencios sean más reveladores, o traicionan el subconsciente) la realidad. Pero no a pedir perdón, ni siquiera disculpas, ni a ofrecerse a paliar el dolor de la víctima (a quien tampoco reconoce como tal, al menos expresamente)

El Opus está tratando de pasar de puntillas por otras realidades que refleja el texto papal, como la necesidad de dejar de ser una estructura basada en lo jerárquico para centrarse en el carisma, o el hecho de dejar de pertenecer a la Congregación de Obispos. ¿Puede una prelatura dejar de depender del órgano de los prelados? A buen seguro habrá mucho que decir en el futuro

Ya no porta los capisayos, ni la cruz pectoral al pecho. No viste como obispo, porque -oh, sorpresa- NO ES OBISPO. Y, a partir de ahora (y mientras otro Papa no derogue el Motu Proprio de Francisco), ninguno de sus sucesores lo será.

Como preveíamos, el Opus Dei, en la persona de su prelado, Fernando Ocáriz, ha "acatado filialmente" (¿se puede hacer de otro modo?), las nuevas normas estipuladas por Bergoglio con 'Ad charisma tuendum' (Para proteger el carisma), y este fin de semana, de visita en Barcelona, se ha presentado ante los fieles de la Prelatura como lo que es: un sacerdote, con el encargo de liderar una realidad eclesial, en este caso la todopoderosa Obra fundada por Escrivá de Balaguer.

Tal y como se ve en las imágenes difundidas por la web del Opus Dei, Ocáriz apareció sin cruz pectoral, vestido con el tradicional clergyman, pero sin la ropa talar ni las sotanas específicas del orden episcopal, que por cierto él nunca ha asumido. 

Ocáriz, esta semana, en Barcelona
Ocáriz, esta semana, en Barcelona Opus Dei

Un cambio cosmético, que no esconde un lenguaje cuidado hasta el extremo, que dice sin decir, como bien ha demostrado el prelado de la Obra en la carta enviada al 'padre coraje' del caso Gaztelueta, Juan Cuatrecasas, y en la que en ningún momento reconoce el delito cometido por un profesor numerario del Opus Dei en un colegio de la Obra. Abusos sexuales, con condena final del Supremo. A lo más que llega Ocáriz es a "aceptar la verdad judicial", que no la que él considere (o no, porque no lo dice, o tal vez algunos silencios sean más reveladores, o traicionan el subconsciente) la realidad. Pero no a pedir perdón, ni siquiera disculpas, ni a ofrecerse a paliar el dolor de la víctima (a quien tampoco reconoce como tal, al menos expresamente).

Sin pedir perdón a la víctima ni nombrar el delito, tabú en la Obra, por más que al menos hay cuatro casos similares, referidos a sacerdotes españoles, investigados por Roma

Durante su encuentro con fieles de la Prelatura en Barcelona, además, Ocáriz ha sido extremadamente pulcro a la hora de hablar de Motu Proprio papal. Así, el prelado animó a los miembros de la Obra a “rezar por los retoques a los Estatutos, como ha pedido el Papa”, que “se refieren sobre todo a la relación de la Obra con la Santa Sede”. Y es que el Opus está tratando de pasar de puntillas por otras realidades que refleja el texto papal, como la necesidad de dejar de ser una estructura basada en lo jerárquico para centrarse en el carisma, o el hecho de dejar de pertenecer a la Congregación de Obispos. ¿Puede una prelatura dejar de depender del órgano de los prelados? A buen seguro habrá mucho que decir en el futuro.

Como en otras ocasiones, a lo largo de estos días Ocáriz ha pedido oraciones para que, en este proceso, los miembros del Opus puedan ser plenamente fieles al carisma de san Josemaría, “tal y como el Santo Padre escribe en el Motu Proprio”, tal y como refleja la web oficial. Con el lenguaje medido, que igual acepta "la verdad judicial" (sin pedir perdón a la víctima ni nombrar el delito, tabú en la Obra, por más que al menos hay cuatro casos similares, referidos a sacerdotes españoles, investigados por Roma) como "acepta filialmente" una orden que, por la vía del tiempo, esperan que caiga en agua de borrajas. O que concluya con la desaparición de Francisco. 

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