Jesús en el Talmud (IV). Jesús y sus discípulos


Las enseñanzas que impartía Jesús tuvieron un cierto éxito, pues el Talmud confirma que el Nazareno era seguido por algunos discípulos. Otro famoso pasaje del tratado Sanhedrín (43a) nos habla de ellos y de las persecuciones que sufrieron a manos de sus connacionales judíos. El texto es curioso, pues -por un lado- es una buena muestra de la extraña exégesis practicada a veces en las escuelas, y -por otro- es una prueba (si el pasaje se compuso durante la segunda guerra judía en tiempos de Adriano) de que los judeocristianos que habitaban Israel en esos momentos (132-135 d. C.) fueron perseguidos hasta la muerte por sus connacionales que vivían una nueva etapa de altísima temperatura mesiánica. Dice así:

"Nuestros rabinos nos han enseñado que Jesús tuvo cinco discípulos: Matai, Necai, Netzer, Buni y Todá.

Llevaron a Matai (ante los doctores de la Ley, es decir, jueces) y él (el acusado) dijo: '¿Debe ser Matai ajusticiado?' Porque está escrito (Sal 42,2) Matai, es decir, ¿cuándo iré a mostrarme delante de Dios?'. Pero ellos (los acusadores) le replicaron: 'Sí, Matai debe ser ajusticiado, porque está escrito (Sal 41,6) ¿Cuándo (heb. matai) morirá y perecerá su nombre?'.

Trajeron entonces a Necai. Él les dijo': ¿Debe Necai ser ajusticiado? Porque está escrito (Ex 23,7) Al inocente (heb. naqí) y al justo no matarás' pero ellos le replicaron; 'Sí Necai debe ser ajusticiado, porque está escrito (Sal 10,8): En secreto asesina al inocente (heb. naqí)'.

Trajeron a Netzer. Éste dijo; '¿Debe Netzer ser ajusticiado? Porque está escrito (Is 11,1): Un vástago (heb. netzer) brotará de su raíces'. Pero ellos le replicaron: 'Sí, Netzer deber ser ajusticiado. Porque está escrito (Is 14,19): Eres arrojado lejos de tu sepulcro como un vástago (heb. netzer) abominable'.

Trajeron a Buni. Él les dijo: ¿Debe Buni ser ajusticiado. Porque está escrito (Ex 4,22): Mi hijo (heb. bení), mi primogénito, Israel. Pero ellos le dijeron: 'Sí, Buni debe ser ajusticiado. Porque está escrito (Ex 4,23): He aquí que voy a matar a tu hijo primogénito'.

Trajeron a Todá. Él les dijo: ¿Debe Todá ser ajusticiado. Porque está escrito (Sal 100,1): "Salmo en acción de gracias (heb. thodah). Pero ellos le replicaron: 'Sí, Todá ser ajusticiado. Porque está escrito (Sal 50,23); Quien ofrece un sacrificio (heb. thodah) de alabanza, me honra'. Y naturalmente armados con semejantes respuestas, ajusticiaron a los cinco en nombre de Dios".


Otro de los textos espigados del Talmud (j. Taanith 65b) por los eruditos parece contener una alusión a Jesús, aunque, ciertamente no al Jesús de la historia, sino al Cristo presentado por sus discípulos:

"R. Abahu dijo: Si alguien dice 'Yo soy Dios', es un mentiroso; y si dice: 'Soy el hijo del hombre', al final el pueblo se reirá de él; y si dice; 'Subiré a los cielos', no conseguirá realizarlo".


El trasfondo de este pasaje es claramente una disputa teológica entre judíos y cristianos. No es necesario sospechar un conocimiento directo de los evangelios por parte del Rabí Abahu, que transmite la tradición. Las frases primera y tercera apuntan ciertamente hacia el evangelio de Juan, pero para explicar este texto basta con suponer un conocimiento general de lo que los cristianos afirmaban sobre Jesús en las discusiones con los rabinos.

Analizando críticamente los evangelios, podemos deducir que Jesús nunca dijo en vida que era Dios, ontológicamente igual al Padre. También está en general de acuerdo la crítica histórica que la frase "hijo de hombre" expresaba, en el arameo que hablaba Jesús, "esta persona, o este hombre que tenéis aquí delante", sin que fuera necesariamente para él un título mesiánico que se aplicaba a sí mismo.

Es cosa sabida también que hay argumentos para pensar que las expresiones en las que aparece el sintagma "el hijo del hombre" no son todas genuinas, es decir, no salieron todas tal cual de la boca del Jesús histórico. No parecen serlo aquellas que hablan del futuro y presuponen a un Jesús vaticinando su propia pasión y resurrección, ni tampoco aquellas que identifican a un “hijo de hombre”, es decir a Jesús, con un personaje celeste, “el hijo del hombre” (con dos artículos) que ha de venir a juzgar a vivos y a muertos en el final de los tiempos. Pero los rabinos recogen la tradición evangélica tal como la empleaban los cristianos.

Hay otros textos en el Talmud, más bien obscuros, que presuponen una cierta tendencia entre los rabinos a clasificar conjuntamente, es decir a meter en un mismo saco, a Balaán, el falso adivino de Números 22-24, excluido de participar en el reino de los cielos, y a Jesús, el hereje. La base de la condenación del primero se halla en la Misná:

"Tres reyes y cuatro particulares no tendrán parte en el mundo futuro. Los tres reyes son Jeroboán, Ajab y Manasés…; los cuatro individuos particulares son Balaán, Doeg (el edomita, servidor de alto rango de Saúl, que traicionó también a David y causó una gran matanza de sacerdotes: 1 Sam 21-22); Ajitófel, el consejero de David que se comportó como un traidor y apoyó la revuelta de Absalón. Al final acabó suicidándose al ver fracasado su plan: 2 Sam 17,23) y Gehazi (2 Reyes 4-8: avaricioso y mal servidor del profeta Eliseo a quien éste castigó con la lepra).


Jesús es también uno de ellos. En b. Gittim 56b,57a se nos cuenta de un tal Onquelos, hijo de Calónico -hijo de la hermana del emperador Tito- que quiso hacerse prosélito y para recibir instrucciones sobre si era o no conveniente invocó con artes necrománticas a diversos personajes. A ellos les preguntaba si podría hacerse judío y le respondían que Israel era grande y que él, Onquelos hijo de Calónico, no podría cumplir sus leyes por lo que acabaría condenado. Entre los personajes invocados están Tito, Balaán y luego Jesús:

"El hijo de Calónico preguntó a éste último: '¿Quién es honrado en este mundo?' Jesús replicó: 'Israel'. '¿Qué hay que hacer para unirse a él?'. Jesús replicó: "Busca hacerle el bien y no el mal. Todo el que lo injuria es como si injuriara la niña de sus ojos'. El hijo de Calónico dijo: '¿Cual es tu castigo?' Replicó Jesús: 'Hervir agua con inmundicias' (para luego comérselas). Porque un maestro ha dicho: ‘Todo el que se burla de las palabras de los sabios es obligado por castigo a hervir agua con inmundicias. Ven y contempla la diferencia entre los pecadores de Israel y los profetas de los pueblos del mundo que sirven a un religión falsa".


La acusación que se desprende de este texto es la misma que de otros antes mencionados: Jesús es un seductor, un falso profeta que predicó a Israel una religión falsa, al igual que Balaán era un falso profeta.

La última sentencia es interpretada por Herford en el sentido siguiente: para los rabinos, así como Balaán y Jesús quedan igualados de modo que el nombre de uno vale por el otro, es probable que alguno de los otros nombres (¿los tres reyes del texto de la Misná citados más arriba: Jeroboán, Ajab y Manasés) sean símbolos que representan a los tres discípulos predilectos de Jesús, Pedro, Santiago y Juan. Gehazi, el mal siervo, sería Pablo; Doeg el traidor sería Judas Iscariote.

Por mi parte estas identificaciones, aunque sugestivas, me resultan dudosas. Y desde luego no me parece posible probarlas.

Seguiremos.Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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