"Hay que recuperar el carácter simbólico y ético del cristianismo" Propuestas de un cristianismo históricamente significativo y liberador para el siglo XXI

Cruz
Cruz

Desdogmatizar, desjerarquizar, desclericalizar el cristianismo y sus ministerios, descreer las credulidades, descolonizar la teología cristiana... son algunas de las 'deconstrucciones' que ofrece en este artículo el teólogo

1. Desdogmatizar el cristianismo y recuperar su carácter simbólico y ético. “El símbolo da que pensar”, afirma Paul Ricoeur. Y yo añado: el dogma impone un pensamiento único y cierra toda posibilidad de pensar de otra manera. “La ética es la filosofía primera”, dice Lévinas. Yo lo aplico al campo del discurso religioso y afirmo: la ética, no el dogma, es la teología primera. Es el momento de decir adiós a la teología dogmática y elaborar una teología históricamente significativa en el horizonte de la liberación, porque en el principio del cristianismo no fueron los dogmas, sino el evangelio como Buena Noticia de liberación.  

2. Desjerarquizar el cristianismo, de-construir el poder religioso absolutista, deslegitimar su supuesto fundamento divino y generar estructuras igualitarias y prácticas participativas. El Evangelio de Marcos pone en boca de Jesús una severa crítica de la tiranía y opresión que imponen a los pueblos los dictadores y que es aplicable a los jerarcas de la Iglesia: “Sabéis que los que figuran como jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen, pero no ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que quiera subir, sea servidor vuestro” (Marcos 10,42-44). Este texto constituye la mayor crítica al funcionamiento autoritario de la patriarquía eclesiástica.

Creemos. Crecemos. Contigo

3. Desclericalizar el cristianismo y sus ministerios. El clericalismo constituye uno de los principales obstáculos para la democratización de las instituciones cristianas, ya que el clero se apropia de la eclesialidad y de todo el poder y convierte a las personas cristianas laicas en comparsa y subalternas.  

4. Despatriarcalizar la divinidad, des-androcentralizar la teología cristiana, des-masculinizar la moral, mantener sinergia con el feminismo y aplicar las categorías de la teoría de género a la hermenéutica de los textos fundantes.

5. Crear comunidades igualitarias fraterno-sororales y elaborar teologías y comunidades integradoras e inclusivas de la diversidad afectivo sexual y de género, más allá de la binariedad sexual y de la heteronormatividad. Si el amor es la virtud del cristianismo por excelencia, sus autoridades religiosas entran en contradicción cuando excluyen a las personas LGTBIQ de los ministerios eclesiales. Y con dicha exclusión y los discurso de odio fomentan los delitos de odio que con frecuencia desembocan en prácticas violentas. La responsabilidad de los discursos LGTBIQfobos eclesiásticos es muy gran grande en dichas prácticas.

6. Descreer las credulidades en las que son educadas muchas personas creyentes, pasar de la fe crédula a la fe crítica. Afirma Ernst Bloch en el frontispicio de Ateísmo en el cristianismo: “solo un buen ateo puede ser un buen cristiano; solo un buen cristiano puede ser un buen ateo”. En no pocos cristianos la experiencia de la trascendencia funciona como una operación bancaria. Es lo que llama Marx la “trascendencia bancaria”. 

Ernst Bloch
Ernst Bloch

7. Desprivatizar la experiencia religiosa, socializarla, descubrir su carácter crítico-publico emancipatorio y liberador, que puede contribuir a moralizar la sociedad y la vida pública. 

8.Descolonizar la teología cristiana, liberarla del secuestro al que la ha sometido el discurso hegemónico eurocéntrico y poner en valor las teologías decoloniales. 

9. Deseclesiastizar el cristianismo. En su libro La Iglesia, Hans Küng se pregunta si la Iglesia puede apelar razonablemente a Jesús de Nazaret y si está fundada en el evangelio. La respuesta viene del exegeta católico Rudolf Schnackenburg, biblista de referencia de Benedicto XVI: “No la iglesia, sino el Reino (de Dios) constituye la última intención del plan divino”. 

10. Descapitalizar el cristianismo. Decía Walter Benjamin que el cristianismo de la Reforma, más que favorecer el surgimiento del capitalismo, lo que hizo fue transformarse en capitalismo. Hoy es necesario revertir dicho proceso.

11. Desmercantilizar el cristianismo. El cristianismo ha legitimado históricamente el mercado y sigue haciéndolo hoy. Sin embargo, los evangelios ponen en boca de Jesús el principio de incompatibilidad entre Dios y el Dinero: “Nadie puede servir a dos señores… No podéis servir a Dios y al Dinero” (Mt 6,24).

Es necesario cuestionar las interpretaciones antropocéntricas de determinados textos de la Biblia judía y de la Biblia cristiana, que sitúan al ser humano en el centro de la creación y lo declaran rey y señor

12. Ecologizar el cristianismo con el reconocimiento de la dignidad de la naturaleza, que es sujeto de derechos como lo somos los seres humanos. Es necesario cuestionar las interpretaciones antropocéntricas de determinados textos de la Biblia judía y de la Biblia cristiana, que sitúan al ser humano en el centro de la creación y lo declaran rey y señor de todo lo creado con el derecho a dominar la tierra y ponerla a su servicio. En la encíclica Laudato Si’. Sobre el cuidado de la casa común, el papa Francisco critica una presentación inadecuada de la antropología cristiana sobre la relación del ser humano con el mundo, llegando a transmitir “un sueño prometeico de dominio sobre el mundo que provocó la impresión de que el cuidado de la naturaleza es cosa de débiles” (n. 116). La ecología debe convertirse en el lugar de encuentro de las religiones.

13. Humanizar a Dios. El teólogo holandés Edward Schillebeeckx habla de Deus humanisimus. Boff afirma: “Humano como Dios solo Jesús”.

14. Heretizar la teología. En el frontispicio de Ateísmo en el cristianismo, Ernst Bloch afirma: “Lo mejor de las religiones es que crea herejes”. Efectivamente, las grandes revoluciones han surgido de heterodoxias religiosas.

15. Descolonizar las Iglesias cristianas reconociendo y respetando la pluralidad de identidades culturales y religiosas y fomentando el diálogo interreligioso, intercultural e interétnico, superando el occidental-centrismo, que ha caracterizado durante siglos el cristianismo. 

16. Democratizar el cristianismo, conforme al movimiento igualitario de Jesús de Nazaret y a las demandas actuales de democracia participativa de base, activando vías a través de las cuales las personas creyentes, las comunidades cristianas y los diferentes colectivos eclesiales intervengan en la toma de decisiones de cuantos asuntos afectan al conjunto de la comunidad cristiana y en la elección de quienes asumen responsabilidades al servicio de las Iglesias.

Dios es buen samaritano
Dios es buen samaritano Hermanos de la Cruz Blanca

17. Considerar la compasión como principio teológico, fundamento de la ética y práctica de solidaridad con las víctimas, conforme a la parábola evangélica del Buen Samaritano, peguntándonos quiénes son hoy las víctimas asaltadas con las que practicar la compasión, quiénes son los victimarios tanto a nivel personal como colectivo y quiénes practican hoy la ética de la compasión, sin caer en el mero asistencialismo  tranquilizador de la conciencia personal e implícitamente legitimador de los victimarios.  

18. Devolver la utopía al cristianismo como “perspectiva para la prospectiva” (Ricoeur), instancia crítica de la cómoda instalación en la realidad, motor de la historia, horizonte que orienta la praxis, purgada de la mitología y de la regresión a las que a veces tiende, con intencionalidad ética, defensora de las subjetividades y alteridades negadas, descolonizadora, anticipadora de Otro Mundo Posible, desde una concepción del progreso disrupto y bajo la guía del principio-esperanza, donde, como afirma Ernst Bloch, no hay falsía.

19. Mantener sinergias con los movimientos sociales alterglobalizadores, contrahegemónicos, feministas, ecologistas, pacifistas como mediación necesaria para un cristianismo con voluntad transformadora de las personas y de las estructuras injustas. 

20. Practicar el diálogo que desemboque en un cristianismo no uniforme, sino plural, no monológico, sino dialógico; el diálogo como talante, forma de vida, método para la búsqueda de la verdad y camino para la resolución pacífica de los conflictos.   

21. Si el cristianismo quiere históricamente significativo y contribuir a la defensa de la dignidad y los derechos de la naturaleza depredada y de las personas a quienes se les niega, debe ser polícromo, es decir, compaginar el rojo del compromiso con la justicia, el verde de la ecología y de la esperanza, el violeta del feminismo y el blanco de la paz. En otras palabras, debe ser un cristianismo inclusivo-eco-igualitario-fraterno-sororal. 

Charla Juan José Tamayo
Charla Juan José Tamayo

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