Cautivo y rescatado, el Cristo de Medinaceli

Hoy, 01.03,2024, se celebra la fiesta del Cristo de Medinaceli (Madrid). El mismo rey de España ha ido de mañana a visitar su imagen. 

Éste es, quizá el Cristo más conocido de la tradición moderna de Occidente, especialmente de España y de las naciones de cultura hispana.

En Salamanca en cuyo entorno resido se venera en dos iglesias: En la iglesia antigua de la Trinidad de la Calle San Pablo y en la nueva parroquia de la calle F. Villalobos, donde se veneran los restos del fundador de la Orden de la Trinidad (San Juan de Mata) y se mantiene viva la tradición del Cristo Cautivo, redentor de cautivos.

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La historia de este Cristo Cautivo y Redentor cruz ha sido nuevamente “novelada” con fondo histórico, por Jesús Sánchez-Adalid (Treinta Doblones de Oro, Ediciones B2014). Esa historia empieza cuando unos redentores trinitarios “compraron” en Mequínez, capital del reino marroquí, en un lote integrado por un grupo importante de cautivos, una talla barroca, de origen sevillano, del Cristo Cautivo (juzgado por Pilato, coronado de espinas, condenado a muerte).

Felipe VI renueva la devoción de la Corona a Jesús de Medinaceli

            Las cosas sucedieron el 1681/1682. Las tropas del Muley Ismail, primer “sultan” alauita, tomaron la ciudadela/colonia española de Mamora (San Miguel de Ultramar, al sur de Larache, Marruecos), e hicieron cautivos a los cristianos, a quienes llevaron a Mequinez para allí “organizarlos” y venderlos. Eran tiempos duros para el reino “cristiano” de España, y más tristes para los miles de cautivos, que seguían siendo robados y vendidos como mercancía humana.

             El reino alauita, financiado en parte sobre el robo de cautivos, era un mercado organizado en torno a la "venta" de personas...  Pues bien, resultó que entre los “vendidos” se hallaba el Cristo Cautivo de Mamora. Con gesto sorprendente, los trinitarios dedicados a canjear y liberar cautivos en tierra de musulmanes, “redimieron” también por gran precio (treinta doblones de oro) una talla valiosa del Cristo, que había sido esculpida por imagineros sevillanos para enviarla en barco a una colonia del sur de América.

            El barco con la talla cayó en manos de piratas, de manera que el Cristo, con su “compañía” de cautivos, fue puesto en venta en Mequinez, por alto precio, en vez de ser destruido, como solía suceder, por rechazo de las imágenes cristianas. Pues bien, ese Cristo Trinitario (Cautivo y Redimido), terminó siendo colocado para el culto  cristiano en la iglesia de los trinitarios de la calle de Medinaceli (en el centro de Madrid, muy cerca de las Cortes), iglesia que actualmente, tras la “desamortización” de Mendizábal (1836) viene siendo regentada por los PP Capuchinos.

Ése es quizá, como he dicho, el más conocido y venerado de todos los “cristos de la pasión (semana santa) del mundo, especialmente en los países de cultura hispana. No lleva cruz, ni está clavado en ella, ni tiene forma trinitaria, porque él mismo es Cruz, y Trinidad, es redentor siendo cautivo, es salvador siendo salvado del cautiverio y de la muerte, y de esa forma simboliza a todos los cautivados, juzgados, atados, condenados, torturados, asesinados de la historia humana.

Treinta Doblones de Oro – Jesús Sánchez Adalid

     Ese Cristo es un signo de veneración (todos podemos identificarnos con él), siendo, al mismo tiempo, expresión y principio  del compromiso liberador, pues el Cristo de Dios (tres veces Santo, como la trinidad: Trisagios) se expresa y está a punto de morir y de ser cautivado por los poderes de muerte de una humanidad violenta y opresora, pues le condenaron antaño los jueces del templo y del imperio de Jerusalén y Roma, y le sigue condenando en este tiempo de violencia, año 2024, un mundo un mundo que vive juzgando, matando y vendiendo a millones de persona: “Cada vez que vendéis y condenáis a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí me vendéis y condenáis” (Mt 25, 31-46).……

            Este Cristo juzgado, condenado y vendido, a punto de morir, en cualquier lugar del mundo, sigue siendo para la iglesia (partiendo de la Orden de la Trinidad y de los del Cristo redentores, uno de los signos principales de la Semana Santa Cristiana. Éste es un Cristo de la “pasión” de gran parte de la humanidad actual, siendo, al mismo tiempo, un Cristo de la esperanza de la redención.

Cristo, sigue cautivo y sufre en todos los sufrientes, encarnado en ellos, abriendo anunciando libertad. Tiene las manos atadas, porque es Todopoderoso. Está coronado de espinas, porque es rey de la gloria liberadora, que muere en y con los hombres  para darles Vida.

Está de pie, porque quiere ponerse a caminar, llevando a su espalda (a cuestas y en su corazón) a la Trinidad de Dios, revelada en forma de Cruz, iniciando un camino de redención, que en la “Pasión de Salamanca” empieza a recorrer los caminos de la vida, de un modo especial en las dos iglesias que he citado al principio, la de la calle San Pablo, en el centro antiguo, y la de San Juan de Mata de F. Villalobos,  en el comienzo de su ensanche actual, junto a la nueva Ciudad Universitaria. 

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