Juan hermano de Santiago lo impedía. Pero Cristo dijo. No se lo impidáis Christine Moreira, Obispo de  “Home novo”, cerca de Compostela…

Christina Moreira y su marido, Victorino Pérez
Christina Moreira y su marido, Victorino Pérez

El nombramiento se hizo ayer, (24.6.25) día de Juan Precursor de Fuego que abría caminos para Cristo. Me gustaría poner una foto del nombramiento, pero no la tengo, sólo una invitación semi-clandestina al acto. A pesar de ello quiero destacar la importancia del nombramiento,  en el camino que lleva de Juan a Cristo, en una iglesia dividida sobre el tema.

No he preparado un reflexión ad hoc, como suelo, pues llevo presentando mi opinión en libros y trabajos desde hace treinta años, en esta sufrida y gozosa peregrinación que nos lleva al Home Novo. Juan zebedeo, hermano de Santiago, quiere impedir que el obispo/exorcista, varón o mujer, ejerza su misión. Pero  Jesús reprende al Zebedeo diciendo “no se lo impidáis”, (Mc 9, 38-40).

Vaya con mi comentario al texto de Marcos mi solidaridad con Christine y su comunidad de Home Novo, y mi deseo de que su labor como Obispo sea una “obra buena” como decía “Pablo” a Timoteo (1 Tim 3, 1).

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Cosas que no entiendo 

No es que me oponga, sino que no entiendo, y no tengo por qué entender, porque hay muchos carismas y caminos en la iglesia,  como dejó claro Pablo en 1 Cor 12-14 donde expone de manera  extensa y razonado  el tema, concluyendo que, si hay amor y deseo de comunión, todo es bueno en la iglesia, como cuerpo de Cristo con muchos miembros.

 1. No he visto nunca en el NT que las mujeres no tengan ministros de la iglesia, como miembros del cuerpo de Cristo. Eso va en contra del mensaje de Jesús y de la organización paulina de la iglesia. Eso viene de los “ordines” de Roma y de la sociología greco-romana y oriental. En este tema no ha entrado todavía el evangelio.

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 2. No me gusta que se hable de “ordinatio”. Los ´”ordines” pertenecen a una sociología y política del poder, no del evangelio. La iglesia no “ordena” ni a varones ni a mujeres, sino que les ofrece espacio y camino” de evangelio (Gal 3, 28). Varones y mujeres son “personas”, creyentes, miembros del cuerpo de la Iglesia, por bautismo. En ese sentido, hablar de una “consagración” sacerdotal/episcopal por encima del bautismo me parece contrario sl evangelio… Los caminos, virtudes y deberes pertenecen a los cristianos como cristianos, no como consagrados superiores u ordenados

 3. No veo claro que hayan tenido que traer para el nombramiento episcopal de Christine “mujeres ordenadas” por obispos “legítimos”, según una dudosísima “genealogía”. Me parece bien que vengan como testigos y compañeros del ministerio de mujeres y hombres tres mujeres de compromiso probado de otros países, pero no para garantizar una genealogía episcopal que  no existe ni se necesita.  No son tradicioncitas lo que necesitamos, sino la gran tradición de la iglesia entera, hecho de muchas tradicione

  4. Entiendo de lo secreto y jugar al escondite en un lugar del que no me acuerdo, “perto de Compostela”, pero no lo veo claro. Un nombramiento episcopal como el de Christine se hace sin propagandas comerciales, pero a plena luz del día, en un lugar de Compostela, que hay muchos, o poniendo unas sillas “na plaza” del obradoiro o la Quintana (sin mucho alboroto, que lo manden a la poli). Se hace para ver, para compartir, que vayan los que quieran, como Pablo que puso su tienda/taller en el mercado de Atenas (hasta que le llamaron para que hablara en el Areópago… (Lo del Areópago no salió adelante, aunque quedaron Dámaris y Dionisio, los primeros obispos de Atenas, una mujer y un sabio, como en estos tiempos de Home Novo).

Plaza del Obradoiro, Santiago de Compostela. La Coruña province ...

 5. Lo que más me interesa es que venga la gente…, muchas mujeres y varones del “home novo”. Ellos son ellos los que hacen iglesia, los que nombran obispo a Christine, varón o mujer, vaya con ellos, les anime y sea capaz de crear una “iglesia nova”, no la del apóstol antiguo de Compostela que está ahí, desde hace tiempo, sino una iglesia libre, un libro de folhas novas, de nuevas hojas y ramas, como el olivo antiguo y nuevo, hecho de injertos como éste de “home novo”, que parece anunciado por Pablo en Rom 11. Los judíos exigían 10 “miembros”, para crear una nueva comunidad-iglesia. Con menos no se podía. El evangelio de Mateo dice que bastan dos o tres Donde haya dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, dice Jesús (Mt 18, 20-22).  Creo que habrán sido más que tres los de ayer con Christine en un lugar misterioso, perto de Compostela. Y con esto paso al tema.

 Esto decía Pablo a Timoteo

Quien episcopado aspira, buena obra desea (εἴ τις ἐπισκοπῆς ὀρέγεται, καλοῦ ἔργου ἐπιθυμεῖ.), buen trabajo, obra fuerte. Esta es la norma fundamental de la iglesia antigua (1 1 Tim 3, 1). El comentario posterior de la carta con aclaraciones concretas (que esté casado con buena y única mujer, con hijos sumisos…) es secundario y debe adaptarse en las iglesias, como ha hecho con razones históricas la Iglesia católica, que ha suprimido lo que dice expresamente Pablo (casado, con hijos…).

Si la iglesia ha interpretado en sentido contrario lo de “casado”, puede interpretar con más razón lo de “varón” (que Pablo no dice, aunque puede suponer), diciendo simplemente que sea “buena persona”, mujer o varón, como el obvio.

Pero aquí dejo a un lado ese tema de varón o mujer (que puede plantearse desde el fondo de la carta a Timoteo) y me ocupo, para aplicarlo al caso de Christine, del tema más importante del evangelio de Marcos, donde Juan Zebedeo, hermano de Santiago, se arroga el derecho de impedir que actúa de obispo (=exorcista de demonios) una persona (varón o mujer) que no es de su grupo (que no ficha en su empresa). El caso es grave, la respuesta de Cristo es tajante “no se lo impidáis”.

    El caso es grave y fue muy discutido en la iglesia antigua, pues se conservan variantes del tema en los evangelios de Mateo y Lucas. La discusión llegó por tanto desde “Compostela”  Roma y otros lugares de Asia menor. Quien quieran ver y discutir con más conocimiento el tema puede acudir a mi comentario de Marcos, o a otros comentarios mejores de su evangelio,

  Obispo exorcista, echando demonios. Iglesia del “home novo” (Mc 9)

Evangelio de Marcos - Editorial Verbo Divino

            Andaba por ahí un “obispo exorcista” varón o mujer (su género, sexo o casamiento no importa al evangelio) que “echaba demonios” (=creaba iglesia, liberaba a la gente, en nombre de Jesús). Pero Juan Zebedeo (hermano de Santiago, del que se dice que vino a Compostela) se lo quiso impedir. El tema empezó siendo discutido desde el comienzo de la iglesia 

 38Juan le dijo: a Jesús «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros». 

39Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque quien hace algo importante (δύναμιν)) en mi nombre (ἐπὶ τῷ ὀνόματί μου) no puede luego hablar mal de mí. 40El que no está contra nosotros está a favor nuestro (Mc 9, 38-40).

             Este exorcista, varón o mujer, era un tipo de obispo importante que actuaba un poco a lo libre, que echaba demonios (creaba una buena comunidad de creyentes liberados, de hombres nuevos, arraigados en la fe y nombre ce Cristo, que creían en Jesús), pero no “fichaban” en la comunidad oficial del zebedeo (no nos sigue a nosotros), que se lo quiso impedir, y encima fue con la historia a Jesús, que se puso tajante y respondió: ¡No se lo impidáis”

             Este Juan Zebedeo se ha creído “Cristo”, jefe de s grupo, dueño de la iglesia… y manda callar al exorcista  porque no nos sigue a nosotros. Este Juan piensa que lo importante es seguirles a ellos, a su grupo, no a Cristo. Juan actúa como representante de una iglesia bien establecida, posiblemente hay dinero, prestigios y edificios por medio. Él y su hermano hermano Jacobo/Santiago zebedeo son jefes de un grupo de seguidores de Jesús que no han entendido (o no han querido aceptar) la enseñanza de su maestro,  porque quieren la exclusiva de un Jesús de pode, no de liberación de demonios. El poder es para él la verdad, el poder es “dios”, no la expulsión de demonios, no la liberación de hombres “viejos”.

Estos zebedeos (Juan y Santiago) forman parte de aquellos discípulos de Jesús que, a lo largo del evangelio de Marcos, quieren ocupar los primeros tronos o caballos, a la derecha e izquierda de Jesús (Mc 10, 35-45). Estos son los que querían dominar y controlar el movimiento de un Cristo, que les había dado el poder de expandir la buena obra de Dios expulsando demonios y curando a los enfermos (Mc 6, 6b-13; cf. 3, 14-15). Jesús les confía un poder que es para todos (no exclusivo de ellos), no para liberar y trabajar duro…., pero ellos lo quieren tener en exclusiva.   

Conforme a una visión cerrada del evangelio  parece que no se les debería acusar por imponer condiciones y controles, impidiendo que otros, de fuera del grupo, utilicen el nombre de Jesús (ἐπὶ τῷ ὀνόματί μου: 9, 38). El tema de fondo es el “nombre” (ser) del Cristo (ὅτι Χριστοῦ ἐστε ), esto es, su identidad, su posible control. Les importa menos el tema de echar demonios, de hacer iglesia… Lo que quieren es que la iglesia sea de ellos, tener el control  

  Humanamente hablando, en clave social, parece que tienen razón. Es como si hubieran inscrito en un registro religioso este nombre, de forma que sólo ellos poseen el derecho de llamarse los del Cristo, Χριστοῦ  (cf. Mc 9, 41). Lógicamente, reaccionan con violencia, oponiéndose al exorcista ajeno (¡se los hemos impedido: ekôlyomen auton!), iniciando así un camino de imposición que se ha vuelto normal en algunos trechos de historia cristiana.

Estos cristianos de Juan quieren mantener la exclusiva de Jesús, quizá por identidad y egoísmo (¡este camino es nuestro!), pero quizá también por mantener la pureza del nombre de Jesús y por autoafirmación de grupo (¡sólo nosotros lo hacemos bien!). ¿No tendrán razón? ¿Para qué sirve una Iglesia o comunidad mesiánica si hay otros que apelan a Jesús y curan a los posesos (realizan su función) fuera de ella? Pero Jesús no forma parte del grupo de los cristianos de Juan. Por eso acaba de pedirles que se ocupen de los niños necesitados(Mc 9, 37); por eso les dice ahora que acepten (=que no se opongan) a los de fuera, si emplean el nombre de Jesús para obras buenas. 

Juan es  jefe del grupo Zebedeo y  necesita que la iglesia de Jesús sea una estructura clara, con una identidad propia (como otros tipos de judaísmo), con poder sobre los bienes mesiánicos. Históricamente, este Juan ha sido (tras la muerte de Jesús) un hombre importante de la Iglesia de Jerusalén, compañero de Pedro, como supone Hch 3-4 y Gal 2, 9, un hombre de autoridad, que quiere imponer (extender) su poder no sólo en Samaria (cf. Hech 8, 14), sino también en Galilea, donde también le encontramos (probablemente), para «controlar» el despliegue de los exorcismos de Jesús. Este Juan forma con el otro Santiago/Jacobo, hermano de Jesús y con Cefas/Pedro y  Juan (Ἰάκωβος καὶ Κηφᾶς καὶ Ἰωάνης) el triunvirato,  las tres “columnas”, que sostienen, la iglesia universal desde Jerusalén (οἱ δοκοῦντες στῦλοι εἶναι)

El exorcista “no comunitario” (que no forma parte de la comunidad de Juan, varón o mujer, obispo exorcista empeñado en curar endemoniados) podría formar parte de los nazoreos de Galilea, donde han existido grupos de “cristianos” libres, personas que apelan a Jesús, pero no se integran dentro del modelo eclesial de Juan (o de Pedro y los Doce de Jerusalén)… O quizá mejor, este exorcista no comunitario de Jerusalén es el mismo Pablo que va al “concilio” para que acepten su ministerio.  O, mejor todavía, algunos piensan que este exorcista no comunitario es María Magdalena, a la que el zebedeo no ve con buenos ojos, por ser mujer y por hacer cosas importantes (el tema esta bien documentado al final del evangelio de Tomas).

   Este exorcista/obispo, que no es de la comunidad del Zebedero, sabe que Jesús ha sido profeta y sabio, sanador y amigo de marginados, gran exorcista, “un obispo” diferente (en aquellos tiempos ser exorcista era más que ser obispo; según la carta a Timoteo casi todos servían para obispos, pero sólo algunos servían para exorcistas (pues el tema exigía más sacrificio, un trabajo cuerpo a cuerpo con los marginados, en pobreza, en riesgo).

 En esa línea, las comunidades galileas (y la comunidad de Pablo) no empezaron siendo instituciones organizadas o unificadas desde arriba, como los esenios de Qumrán; no forman un rabinato de buenos escribas, ni una sociedad de creyentes con un “dogma” común, sino un movimiento de exorcistas, a quienes aquí parecen oponerse otros «cristianos» de Jerusalén (de la línea de Jacobo Juan y de Pedro) que quisieron aparecer como portadores de un carisma que ellos deben controlan[1]. Jesús no dejo “trepar” al zebedeo, pero después han crecido muchos zebedeos… y quizá es ya tiempo de empezar con exorcistas y obispos mujeres que se sacrifiquen por la iglesia, que sean capaces de crear comunidades

 Lógicamente, en el momento en que Juan (el grupo zebedeo) ha querido organizarse de un modo exclusivo, con un mando unificado (esto sería lo primero, crean un grupo de mandos, ajustar los poderes, han podido surgir y han surgido conflictos de competencia entre un tipo de “iglesia oficial” y asociaciones de personas que apelan a Jesús pero no forman parte de la comunidad oficial (zebedea) de sus discípulos.

Así lo indica este relato, que refleja disputas eclesiales, centrándolas en Juan, que intenta controlar a los exorcistas galileos, como se dice que hizo en Samaria, al querer controlar y completar con Pedro la misión samaritana de un evangelista llamado Felipe (cf. Hch 8, 14).  

Es evidente que Juan quiere actuar como   representante de los discípulos centrales de Jerusalén (así le presenta el mismo Pablo en Gal 2, 9, como una de las 3 columnas o pilares de la iglesia  (Pedro, Juan y Santiago el pariente de Jesús, no el Zebedeo: Gal).

          Según Pablo (Gal 2, 9), Pedro, Juan y Santiago forman el triunvirato, las tres columnas, tres varones oficiales de la iglesia. Pero a Pablo no le va eso de las tres columnas/varones….ni a Jesús,   que critica al Zebedeo (¡no impidáis que el exorcista libre trabaje, echando demonios y creando hombres nuevos.

39 Jesús replicó: No se lo impidáis, porque nadie que realice en mi Nombre un gesto de poder podrá hablar luego mal de. 40 Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro (Mc 9, 39-40.).

 Según Marcos, Jesús no ha creado un grupo de control religioso, ni quiere el triunfo de "su" iglesia en cuanto tal, en clave de poder, sino que es profeta de una gracia abierta a todos, no rabino de escuela cerrada, ni nombre sagrado de un grupo de iniciados que desean adquirir notoriedad con gestos milagrosos.

Precisamente para defender sus exorcismos, él ha rechazado a sus familiares de Nazaret y a los escribas de Jerusalén (Mc 3, 20-35), condenando más tarde a Pedro como Satanás eclesial, cuando intentaba oponerse a su camino de entrega de la vida a favor de todos los hombres (8, 33). Ahora, a fin de ratificar el carácter universal de los exorcismos, debe condenar el deseo de imposición de Juan y de aquellos que quieren adueñarse de su nombre y tarea, para controlar de esa manera a los demás[2]:

a: Principio general: ¡No se lo impidáis! (Μὴ κωλύετε αὐτόν 9, 39a). Jesús rechaza así a los que han querido acallar por ley (o por fuerza) al “exorcista” ajeno; así habla no sólo a Juan Zebedeo, sino a todos los zebedeos, diciéndoles: No se lo impidáis.

De esa forma eleva su programa de Reino por encima del control zebedeo y abre un camino de evangelio (iglesia) más allá de la cerca en que quieren encerrarse. Resultaría fascinante conocer mejor quiénes eran esos exorcistas no zebedeos. Por diversos indicios me parecen mujeres, como he insinuado en mi comentario de Marcos. 

 --Razón 1ª:Pues nadie que haga en mi Nombre un acto de poder (un milagro, una obra positiva a favor de otros)... (9, 39b).El Nombre de Jesús (su mensaje fundante) es mayor que la iglesia. Por eso es bueno que se extienda y actúe, que ayude a los hombres a curarse y vivir, de un modo poderoso. No es Jesús quien se pone al servicio de la iglesia sino al contrario, es la iglesia la que debe ponerse al servicio del Nombre de Jesús, es decir, de su acción liberadora.

En ese sentido podríamos afirmar que la acción liberadora (exorcismo en Nombre de Jesús) es más importante que un tipo Iglesia oficialmente establecida. Quien actúa de esa forma, apelando a Jesús y realizando en su Nombre un acto poderoso (esto es,  liberador), no podrá después rechazarle o condenarle. Sobre las obras de Jesús (sobre su acción liberadora) y no sobre palabras de identidad y poder grupal se decide el evangelio. Confesar a Jesús significa seguir realizando su acción al servicio de los oprimidos[3].

 --Razón 2ª: Pues quien no esté contra nosotros estará a nuestro favor (hyper êmôn) (9, 40). Jesús acaba de aceptar la obra del exorcista “no comunitario”, pero después, de forma sorprendente, se vincula a la comunidad o grupo de Juan (es decir, a los que se han opuesto al exorcista ajeno), integrándose con ellos, al decirle a ellos (a los de Juan) “quien no está contra nosotros…”(parece que este nosotros está refiriéndose a la comunidad  de los que aceptan el evangelio de Marcos).

El Jesús de Marcos parece estar, según eso, en ambos lados: está con el exorcista no comunitario, varón o mujer (a quien defiende); pero también está con la iglesia zebedea (de Juan). Por eso es importante decirle a la exorcista no comunitaria que quizá no es bueno quedarse sólo con mujeres.

Nada más, Christine. Lo que has asumido es buen trabajo. Hay muchos exorcismos que hacer, muchos hombres y mujeres a los que curar y acompañar en nombre de Jesús.

NOTAS

[1] Cf. M. Hull, Hellenistic Magic and the Synoptic Tradition, SBT 28, London 1974; H. C. Kee, Medicina, milagro y magia en tiempos del NT, Almendro, Córdoba 1992; M. Smith, Jesús el mago, M. Roca, Barcelona 1988.

[2]   Este pasaje nos sitúa ante el primer riesgo de imposición eclesial: los cristianos zebedeos han empezado a emplear violencia, para introducir en su grupo a los demás o acallarles, en nombre de Jesús. Pues bien, en virtud de la misma dinámica evangélica, el Jesús de Marcos se lo ha impedido, diciendo que su iglesia no es monopolio de algunos, sino grupo de gratuidad, no exclusivo (no celoso ni envidioso), al servicio de los endemoniados y expulsados de la sociedad. El exorcismo es un "sacramento" difícilmente controlable en clave de institución, tanto en plano judío (3, 21-30), como en plano eclesial (9, 38-40), de manera que puede aparecer y aparece como amenaza para quienes quieren crear un grupo de "control" (sean judíos, paganos o cristianos).

[3] Esta escena reelabora quizá (y matiza) el tema de fondo de un texto etiológico antiguo, de Eldad y Medad, ancianos de Israel, que reciben el Espíritu y profetizan, sin formar parte del grupo oficial de Moisés, indicando así la existencia de un verdadero Israel o fuera del judaísmo oficial del Pentateuco (cf. Núm 11, 16-17.24-29). También Mc 9, 38-41 tiene un carácter etiológico: ha sido creado por la tradición pascual o por Marcos (quizá sobre un fondo histórico del tiempo de Jesús o, más probablemente, del principio de la Iglesia) para romper el monopolio de los zebedeos y su grupo en esa Iglesia.

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