Dos cuerpos escandalosos: Christa crucificada (New York 1984) y Cristo resucitado (Sevilla 2024)

El primer escándalo fue  Christa desnuda, crucificada: una escultura de Edwina Sandys (*1938, nieta  W. Churchill), en la catedral anglicana de New York con ocasión del decenio (1976-1985) dedicado por la ONU al desarrollo e igualdad de la mujer. Fue escandalosa la visión de un cuerpo desnudo de crucificada como signo invertido de un cristianismo y cultura que desnuda y oprimlas mujeres, hace 40 años, en el epicentro de la modernidad occidental. 

El segundo escándalo es hoy el Cristo hermoso, cuerpo desnudo de Jesús resucitado para el amor del cartel de Semana Santa (Sevilla 2024), en un centro neurálgico del catolicismo occidental. Este cartel, de Salustiano García, ha suscitado una serie de reacciones encontradas entre los que aprueban y reprueban a un Cristo desnudo de varón feminizado,  desde un punto de vista artístico, religioso, erótico y turístico.

No quiero ni puedo ofrecer un juicio de conjunto de estas obras, pero el tema de fondo que ellas evocan es muy importante desde una perspectiva de cristianismo y cultura vinculada al cuerpo (personal y social, varón  y mujer, opresión de tierra y y esperanza de cielo).

Christa Interview with Edwina Sandys by Nettie Reynolds

UN TEMA DE FONDO

El ser humano no es compuesto de dos o tres cosas (alma‒cuerpo-espíritu), sino cuerpo unitario de identidad y encuentro: varón y mujer, de tierra sufriente (carne crucificada) y de cielo hermoso (resurrección  de la carne) 

‒ El  hombre entero (varón y mujer) se dice en hebreo basar (en griego sarx y sôma, carne y cuerpo). No “tiene” carne/cuerpo, es cuerpo (carne-sangre), que nace y sufre, se vincula con otros (en amor/opresión) y muere en dolor y/o esperanza de resurrección,  como cuerpo/polvo enamorado. El ser humano es cuerpo/carne/polvo (tierra) de muerte abierta a un tipo de futuro, como Christa crucificada de New York y Cristo de amor resucitado de Sevilla.   

Así es el cartel de la Semana Santa de Sevilla de 2024

El ser humano no es alma encerrada en un cuerpo sino cuerpo-carne “animada”, con interioridad, amor y pensamiento, como sabe la Biblia desde el Génesis (Gen 1-2) hasta Pablo (1 Cor 15) y así  puede representarse como Christa desnuda/crucificada y como Cristo, también desnudo, pero de amor/hermosura que resucita.    

 La Biblia (cristianismo)  no separa cuerpo y alma sino como unidad personal y comunicación de vida, como mujer y varón,  en dimensión cósmica (barro, tierra), biológica, vital, histórica y divina. Divino es el cuerpo de Christa crucificada en New York (1984)  y divino el de Cristo resucitado en Sevilla (2024).

Hay un tipo de corporalidad que  se desgasta, sufre, pasa, termina y puede incluso vincularse al pecado (Christa crucificado por el pecado de los hombres: Pablo, Romanos). Pero hay una corporalidad radical  para el amor (en el amor), representada por el cuerpo  resucitado en hermosura del hombre (varón/mujer) de Sevilla.

 El hombre/cuerpo es debilidad en riesgo (puede ser crucificado, pero es al mismo tiempo, cuerpo de amor, hermosura y esperanza de resurrección. 

 Entendido así , en contra de  una tendencias espiritualizante y gnóstica, el cuerpo  traza la identidad  divina del hombre, en sentido personal y comunitario, histórico y eterno, palabra encarnada de Dios que dice "quien come/comparte" mi carne vive para siempre (sermón de Cafarnaúm: Juan 6).

  El hombre (hebreo basar) es cuerpo carne que se come y comparte en amor, pero que puede destruirse, utilizarse, como la Christa crucificada de la nieta de W. Churchill  en New York.

-Hay un cuerpo que puede someterse a la esclavitud y muerte, cuerpo enfermo…, cuerpo crucificado, manipulado (poseído, violado….) y un cuerpo resucitado; la iglesia no habla de un resurrección ideal, espiritualista, sino de la resurrección de la carne (del cuerpo…).

- La iglesia  cristiana no una república de espíritus, camino federal de opresión de cuerpos,, sino comunión de personas en amor resucitado, como quiere mostrar el cartel de la Semana Santa de Sevilla. La iglesia es un cuerpo místico, misterioso (no de tipo espiritualista), de  comunión real de personas que se aman .

- El cuerpo de Cristo es cuerpo de “pan”, comida real, eucaristía…y los privilegiados de ese cuerpo de Cristo han de ser los excluidos, pobres, enfermos, según Mt 25,31-46 y 1 Cor 12.

  • El mayor pecado de un tipo de iglesia y sociedad ha sido el sometimiento-esclavitud de los cuerpos (sumisión de pobres, enfermos, mujeres.).  
  • Para una visión más amplia del tema cf. entradas en Diccionario de Biblia, como la imagen del Cristo-desnudo (pascual) de Miguel Ángel, mirándose al espejo de la mujer-sabiduría a la que abraza Dios Padre

Gran diccionario de la Biblia by Xabier Pikaza Ibarrondo | Goodreads

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CHRISTA, MUJER CRUCIFICADA, UTILIZADA Y NEGADA.

                  El camino y mensaje de Jesús culmina en el amor de unos a otros, en la liberación de los cuerpos (Rom 8). En contra de lo que a veces se piensa, Jesús no pasó “liberando espíritus”, sino curando/animando cuerpos amenazados de enfermos (cojos, mancos, ciegos) y de sometidos (niños, mujeres, “posesos”).

La iglesia cristiana ha “liberado” muchos cuerpos…, pero a veces ha contribuido a esclavizar/colonizar a débiles, distintos, negros, indios y mujeres. De manera escandalosa, el Cristo/Varón crucificado ha servido para esclavizar/crucificar a las mujeres (New York 1984). Contra esto se ha elevado la imagen escandalosa de la Christa, Cristo-mujer, corporalidad sometida, esclavizada por otros, como mero instrumento para provecho de los fuertes conquistadores con cruz de varón poderoso.

El detonante de la controversia sobre Jesús Christa fue una escultura en bronce de la artista británica Edwina Sandys (*1938, nieta del famoso W. Churchill, primer Ministro de Gran Bretaña)  esculpida   con ocasión del decenio que las Naciones unidas  dedicaron a la igualdad, desarrollo y paz de las mujeres (United Nations Decade for Women: Equality, Development and Peace, 1976-1985) y que fue el expuesta el año 1984,  en la Catedral anglicana de St. John the Divine, de New York.

Esa escultura (cf. Imagen)  presentaba una mujer desnuda, coronada de espinas con los brazos alargados como si estuviera colgando de una cruz. La novedad de la imagen no es su forma, ni su desnudez (hay miles de imágenes de este tipo a lo largo de toda la Edad Media. En esa línea se puede entender el famoso Cristo Crucificado de San Juan de la Cruz (todo   esto lo ha explicado Milena Mariani en Recorridos de Cristología Feminista (con M. Navarro), Trotta, Madrid 2023.

         El problema de la Christa no es el “desnudo como tal” (hay millones de crucificados desnudos, que terminan siendo poderosos), sino un desnudo de mujer crucificada como Cristo (en quien no hay varón ni mujer: Gal 3, 28). El problema no es que sea negra o afro-americana, ni que sea tierra-tierra (como el Cristo de las Franciscas de Palencia, cantado de manera estremecedora por  Miguel de Unamuno), sino cuerpo desnudado, desvestido, crucificado, de mujer… Quizá podría hablarse de un Cristo Masculino  que se expresa y revela mejor en un cuerpo femenino (tal como aparece en este  Cuerpo de Christa).

     Muchos cristianos piadosos de aquel tiempo (1984), anglicanos y católicos, en el entorno de New York,  sintieron  un rechazo fuerte contra la Christa desnuda, no por estar desnuda, sino por ser cuerpo de Cristo desnudo, sino como desnudez de mujer como cuerpo violado, utilizado, esclavizado (pornográfiado en forma opresora) por aquellos mismos que se escandalizan al verla así desnuda (siendo ellos los que más han desnudado/esclavizado a mujeres, muchas veces en nombre de un Señor  crucificado convertido en principio de opresión).

 Esta Christa desnuda aparece así como una protesta contra unos varones que utilizan un tipo de religión y masculinidad para oprimir al “cuerpo femenino”. Ella desnuda nos sitúa ante el espejo de una religión de poderes masculinos, ignorando que la Palabra de Dios (Christo) se encana en la humanidad entera (Christo/Christa), de todos los colores y grupos sociales, para abrir un espacio de comunión, respeto y comunicación igualitaria, amorosa, hermosa entre todo.

Así lo exige el principio de la encarnación de Dios que asume la humanidad entera, todo tipo de carne, sea masculina o femenina, de forma que la pasión  de la vida (dolor y amor) sea compartida por todos los miembros de su cuerpo masculino/femenino, varones y mujeres. Según Gal 3, 28, en el Cristo universal no hay varón ni mujer, sino comunión de gracia y de vida, desde la pequeñez, que se expresa mejor en las mujeres que en los hombres.

            Esta imagen de la Christa  (mujer crucificada) fue una protesta ante un pasado de opresión (crucifixión) de la mujeres,  en la ciudad universal de la ONU, una exigencia de reconciliación que no se logra por  envidia y revancha de las antes oprimidas, sino para  la comunión en igualdad y en paz de todos, varones y mujeres, como quiere el Cristo hermoso/hermosa de Sevilla 2024.

Esta imagen de la Christa crucificada ha de llevarnos a la Christa resucitada, la mujer que inicia un camino de resurrección, no sólo en un cielo espiritual, más allá, sino en esta misma sociedad e iglesia, no sólo con María, Madre de Jesús, sino como iglesia de la mujeres amigas de Jesús, las únicas persona amigas que le acompañan en la Cruz (crucificadas con él), las  primeras que dan testimonio de la resurrección (las primeras que entienden que la crucifixión es camino de Dios, en esperanza de resurrección)… Con ellas, con la experiencia pascual de Magdalena y sus compañeras (Mc 16, texto primitivo de Mateo) comienza el cristianismo.

Según eso,  este símbolo de la Christa  en Cruz debe llevarnos a la Christa pascual, Christa hermana, compañera, amiga, principio fundante de la iglesia, no en contra de los varones, sino en transformación conjunta de varones y mujeres.

 En esa línea podemos hablar de una comunidad o iglesia de la Christa. Superando una iglesia que ha tendido a ser dominio de varones sobre mujeres, tenemos que pasar a la Christa hermana, esposa, cuerpo de hermanos- hermanas que resucitan (resucitamos, en comunión), creando una iglesia de comunicación de carne y sangre, de cuerpo…, con un eros entendido como poder-en-relación, principio de reconciliación,  frente al modelo masculino que tiende tomar el cuerpo como principio de poder y dominio de unos sobre otros.

A muchos ha escandalizado la Christa crucificada, desnuda de Sandys, que quiere hacer que superemos  una iglesia/humanidad de padre/patriarca y de ministros eclesiales entendidos en forma de poder sobre los otros. Ese puede y debe ser un escándalo para el surgimiento de la resurrección de todos,

 Esta Christa de Sandys, entendida como principio de acogida y comunión inter-personal, desde la debilidad de un “cuerpo desnudo” constituye uno de los retos fundamentales del cristianismo actual. Mirado así, el mismo Jesús de los evangelios (desde la perspectiva de Marcos y Pablo) es más cuerpo de mujer que de hombre, debilidad creadora de amor, no en forma de venganza y dominio sobre otros… No se trata de que las mujeres asuman los ministerios masculinos actuales de la iglesia, sino que que los transformen desde la perspectiva del amor de la Crista.

EL HERMOSO CRISTO DE SEVILLA 2024

Desde el fondo anterior de la Christa crucificada  quiero entender este “hermoso” Cristo/Jesús resucitado, que no es ya, en principio, ni varón ni mujer en el sentido antiguo, sino cuerpo resucitado en belleza masculino/femenina, promesa de vida (de un futuro de resurrección que empieza ya. Tiene muchos posibles defectos, pero puede tomarse como principio de una nueva forma de entender la pasión de muerte y amor del Cristo de la Semana Santa

Éste es un Cristo/Crista hermoso/hermosa,  en el mejor sentido de la palabra. Juan de la Cruz, el mayor de los testigos de una muerte que lleva a la resurrección, ofrece en su Cántico un elogio sublime a la hermosura del ser humano en el mundo como signo y presencia de resurrección. Esa hermosura de su Cántico no es de varón contra/sobre mujer, ni al contrario, sino de hermosura integral de amado/amada.

Entendido así, desde el Cántico de Juan de la Cruz, este Cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024 puede y debe entenderse como introducción a la hermosura integral, entendida como amor, no en línea platónica, de evasión de este mundo, sino en la línea del Cantar de los Cantares,  que es un himno de resurrección. Quedan a pesar de todos unas preguntas abiertas

¿Este cartel responde a la urgencia  de cambio de la devoción de las cofradías y procesiones de Semana Santa o marca una ruptura insalvable respecto a la tradición?

   No se trata de romper con la tradición, sino de mantenerla recreándola. Se trata de integrar la hermosura corporal/total de la resurrección (del cuerpo resucitado) en la esperanza y camino orante (cristiano) de la semana de pasión y resurrección de Cristo. Este cartel no puede ser expresión de una hermosura plana, cerrada en sí misma, sino que ha de ser impulso hacia un belleza que transfigura y eleva, a varones y mujeres, en camino de oración (encuentro con Dios.

Se trata de ver si es un cuerpo que nos eleva hacia la “resurrección de la carne”, en belleza/amor, para jóvenes varones y/o mujeres, pero también para mayores. ¿Se puede caminar toda una noche tras el Cristo/Crista de este cartel hacia el futuro de una reconciliación que transforma el dolor de la Christa crucificada de New York en gozo de una vida plena, en amor e igualdad, entre varones y mujeres?.

 Para ser de verdad imagen de Semana Santa, este cartel tiene que actuar como protesta contra un mundo de opresiones personales y sociales, como principio de “renovación” (con-versión) de Reino, en el sentido de la meta-noia del evangelio, que no es sólo transformación político-social, pero que implica un elemento de cambio profundo de la vida de los sevillanos  y de los que vienen en semana santa no en pura vacación de olvido, sino en  vacación y esperanza de nueva humanidad.

Este cartel de procesión quiere sacar el evangelio (la iglesia) de la sacristía, para plantarlo en las calles, como oración compartida del camino. ¿Sirve ese Cristo/Crista de Sevilla (no de New York) como elemento de un camino de conversión al evangelio de la vida, desde la calle, como impulso de esperanza cristiana de renovación, no sólo en belleza/hermosura, sino también en bondad y servicio en humanidad?

CONCLUSIÒN. TRAS LA IMAGEN DEL CRISTO HERMOSO DE SEVILLA

Jesús fue un revolucionario ético, un sacudidor de conciencia. Pero en el fondo de su ética radical había una experiencia superior de gratuidad, abierto a los pobres, a los niños, a los excluidos de la sociedad. Desde ese fondo, sin negar la exigencia ética, Jesús fue capaz de ofrecer a los hombres un camino/proceso/procesión  de estética de la gratuidad, servicio de amor y comunión universal. Esta es la belleza auténtica, como experiencia superior de gracia, que no se vende por dinero, ni se impone por prestigio.... En esa línea se sitúa la belleza más honda de aquello que permanece para siempre, como don de Dios, en medio de esta vida de muerte, es decir, como anuncio de resurrección.

 ¿Este Cristo hermoso de Sevilla, Cristo de una juventud recuperada (resucitada) para varones y mujeres puede ser un motivo importante de la Semana Santa de Sevilla 2024?.

Ésta  ha de ser una hermosura en el camino, en una noche/madrugá de la Semana Santa,   una belleza esperanzada de futuro, que no puede almacenarse de manera artificial en   museos, ni encerrarse en basílicas, óperas y templos de la tierra. Ha de ser belleza de la libertad, del mundo originario, por la que imaginamos y buscamos al Cristo nuevo, que es Cristo/Crista, que sabe asumir la cruz del amor entregado a los demás, en esperanza de resurrección.

Sabemos que Jesús fue un revolucionario ético, un hombre del cambio social, pero debemos añadir que su proyecto ético ha nacido de una fuerte estética sagrada. Por eso puede hallarse cerca de los niños que debe crecer en hermosura y gracia, no en disputa de dinero (cf. Mc 9,33-37;10, 13-16). Ciertamente, el niño es otras muchas cosas (debilidad, ternura, inocencia...); pero antes que nada es belleza. Pues bien, Jesús no trata de adoctrinar a los niños sino de hacerse como ellos, aprendiendo a su vera y volviendo a descubrir  el encanto de las cosas, los colores, las formas, la presencia la mirada, el cuerpo de amor.

Ciertamente es importante la belleza de aquellos que trabajan por decirla y expresarla (poetas, pintoras...); pero todos los artistas verda­deros han sabido y saben que la más honda belleza es la que expresa y goza el niño. ¿Puede ponerse esta imagen del Cristo de la hermosura de Salustiano como motivo inicial de una procesión de infantes que buscan ya un futuro de resurrección en la tierra?

Esto significa que la estética no es algo que nosotros hacemos, construimos, conquistamos,.. Antes que todas nuestras obras ha venido a desvelarse, en los caminos y las formas de este mundo, el misterio de la gracia que es belleza originaria. Dos son en esta perspectiva los rasgos de la estética del Cristo que aquí sólo citamos:

 ‒El primer rasgo de esta estética del  Jesús de la hermosura es la fe: aprender a mirar y confiar, desde un Dios que da sentido a todo 1o que existe; ese el principio y sentido radical de la belleza, Entre la admiración estética y la fe religiosa hay una profunda conexión que Jesús ha desarrollado con gran fuerza.

Otro elemento de esta estética de la hermosura de Jesús tiene apertura a los pobres, en decir a todos, empezando por los expulsados sociales. Jesús no quiere una estética de ricos o iniciados. Ofrece a los pobres la bella palabra, ayuda (cura) a los enfermos y quiere que todos tengan los ojos,/oídos abiertos hacia el don de la gracia de Dios, que es la hermosura de la vida compartida, dirigida al reino, que el credo cristiano define diciendo  creo en le resurrección de la carne.  

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