Desnudos en amor. De Nietzsche a Juan de la Cruz
Quise decir en el post anterior que G. Morel (perdonen, puse por errata E. Morin) estudió de manera apasionada el pensamiento de Nietzsche y el SJC, iniciando un camino teológico que no ha sido asumido, ni ha sido culminado (que yo sepa) por los filósofos y pensadores cristianos. Por eso, siguiendo en la línea de las reflexiones de Galetel y de lo yo mismo he escrito DPC (y en Amor de Hombre, Dios Enamorado, Desclée de Brouwer, Bilbao 1995), quiero ofrece aquí un esbozo del tema.
Muchos piensan que los ideales de la Ilustración (representados por Descartes, Kant y Hegel), que ponían de relieve la creatividad intelectual y social, en línea de sistema, habrían fracasado, mostrándose incapaces de resolver los problemas de la humanidad. Habríamos llegado al final de una crisis, que se viene arrastrando desde hace siglos.
((a) Por un lado han crecido los poderes racionales de la economía y administración, amenazando con esclavizar en su sistema a todos los hombres y mujeres de la tierra.
(b) Por otro ha crecido la angustia y con ella el número de aquellos que piensan que la vida carece de sentido… y, sobre todo, el número de los esclavizados y expulsados (¡al mismo tiempo!) por la voluntad de poder de algunos y por la opacidad del sistema.
Desde ese fondo quiero seguir reflexionando sobre SJC y su alternativa de amor, desde el trasfondo (negativo, como en una fotografía) de Nietzsche
Nietzsche y SJC
En un primer momento, Nietzsche y SJC parecen dos espíritus muy opuestos: uno interpreta al hombre desde el eterno retorno de la Voluntad de Poder, otro le abre a los caminos del Amor Enamorado; uno le eleva, queriendo hacerle un super-hombre divino; otro parece abajarle a la nada de la criatura inclinada ante Dios... Estas oposiciones podrían multiplicarse sin dificultad, presentando a SJC como Anti-Nietzsche. Sin embargo, si miramos las cosas de un modo más profundo, podemos descubrir al menos tres lugares o motivos de intensa conexión.
1. Voluntad de vida.
El hombre cartesiano parece sometido al pensamiento, el kantiano es un esclavo de la ley, el hegeliano necesita luchar para ser reconocido. En contra de eso, el hombre de Nietzsche empieza valiendo por sí mismo. Así se eleva como viviente “poderoso”: lleno del deseo de la vida, dispuesto a recorrer muchos caminos para mostrar en ellos su sentido y realizarse. En esta línea, ha recuperado elementos básicamente cristianos, pero que a veces reprimidos por un moralismo enfermizo. A pesar de ello, las diferencias son grandes.
(1) Nietzsche interpreta al hombre como Voluntad de Poder, corriendo el riesgo de marginar a débiles y enfermos.
(2) SJC le entiende como Voluntad de Amor: alguien que es poderoso en su debilidad amante, pues sólo el amor le permite alcanzar todo lo que quiere; en esa línea añadimos que es deseo de vida.
2. Más allá de la ley, superación del juicio.
ºTanto Nietzsche como SJC han querido ir más allá del bien y del mal, esto es, de una vida dominada por un legalismo moral, dentro de un sistema que regula el mérito y lugar de cada uno. De esa forma han superado una visión moralizante y en el fondo mezquina de Dios y de la religión (o de la vida, en el caso de Nietzsche), desbordando el nivel de la venganza legal y del resentimiento, para iniciar un camino de existencia en libertad, superando las imposiciones de un sistema sacral o económico, político o social. Pero hay una gran diferencia:
(1) Nietzsche corre el riesgo de romper la ley para dejarnos en manos de la violencia vitalista, expresada por Dionisio, divinizando la espontaneidad vital.
(2) SJC nos conduce, más allá de la ley, no a la violencia, sino al don y libertad gozosa del amor enamorado, que le hace ser hombre al interior del ser divino. El hombre no tiene que luchar para ser reconocido, porque empieza sabiendo que su vida es gracia.
3. Primado del testimonio.
Ambos son hombres de experiencia y dicen solamente aquello que han vivido, de manera que actúan ante todo como testigos.
(1) Nietzsche ha mostrado con su vida el riesgo de un pensamiento dominado por la ley del juicio, el peligro de una política social que termina convirtiendo a los hombres en esclavos del resentimiento interno y la opresión externa. Ha luchado en contra de ese riesgo y ha muerto de algún modo en el intento (enloquecido, incapaz de superar sus contradicciones). (
2) SJC ha destacado también con su vida el riesgo de un cristianismo entendido como institución dominadora de tipo racional, siendo encarcelado y después perseguido por ello. A partir de la llamada del Amado, él ha querido abrir para los hombres un camino de libertad supra-racional y de experiencia enamorada, en gratuidad, más allá de todo resentimiento.
Conclusión Nietzsche y SJC
En esa línea podemos afirmar que SJC y Nietzsche han sido dos espíritus cercanos y gemelos (siendo opuestos), pues han destacado el valor de la libertad y la exigencia de superar un tipo de juicio y de resentimiento. SJC y Nietzsche representan, a mi juicio, la expresión más honda de las posibilidades y riesgos de la modernidad occidental que debe situarse, de forma positiva y crítica, amorosa y negadora, ante el pasado de su tradición y ante el presente de sus riesgos… Pero hay una gran diferencia:
Nietzsche
no se ha dejado “enamorar” (ni desde Dios, ni por los hombres, hombres o mujeres…). Por eso iba el nombre Lou y una muchacha en pose desnudo en su pecho desnudo. Quiso liberar la caja de Pandora dejando que saliera de su fondo la Voluntad de Poder (unida a la transparencia). Pero la voluntad de poder corrió el riesgo de adueñarse de todo.
Hizo bien en criticar un tipo de racionalidad y de miedo moderno, un tipo de platonismo espiritualizante y ciertas formas de cristianismo. Pero, a pesar de su inmensa inteligencia, pienso que no llegó a entender (a dejarse entender) desde el Crucificado. Luchando contra él (y quizá queriendo recuperar su intuición básica) murió a la razón antes de morir a la vida (en manos de Dios contra el que dijo luchar).
SJC
se dejó enamorar por el Dios del amor, más allá de la plena desnudez de las razones (nada, nada, nada), dejándonos el testimonio de su Cántico, uno de los poemas de amor más impresionantes de la vida humana.
Él supone que por encima de la pura razón (cuando esa razón muere o puede llevarnos a la muerte) emerge la voluntad y experiencia de amor, que es transparencia entre los hombres (hombres y mujeres) y transparencia en Dios.
Dejo el tema así, seguiré hablando de ello. Sólo me queda añadir que desde aquí se entiende el tema de los “sacrificios” que sigue pendiente en el post, el tema de la cristología.